Según Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, el programa de intercambio de petróleo por diésel se paralizó desde el 1 de noviembre. Por esta razón prevé una crisis de combustible más acentuada para el primer trimestre del 2021.
“Desde el 24/10 no entra un barco con diésel y, aunque el país vive el espejismo de: “por ahora todo tranquilo” pues está usando sus reservas e inventarios, sin posibilidad de intercambio e importación, el abastecimiento amenaza crisis en el primer trimestre 2021”, señaló León.
A pesar de la “estrategia de sanciones” que busca presionar los cambios en Venezuela, según León el programa de intercambio era usado para evitar que las restricciones tuvieran un impacto negativo en la “vida de la población inocente”.
“Ese acuerdo de intercambio de petróleo por diésel permitió garantizar el 65% del abastecimiento interno de ese producto con importaciones, dado que la producción local sólo alcanza para un tercio de la demanda (y en de acenso), es inestable y de calidad insuficiente”, explicó León.
Además recordó que las razones para justificar el programa humanitario de intercambio de petróleo por diésel siguen vigentes. León sostiene que es el combustible primordial que soporta “la distribución de alimentos (camiones), sustenta una parte fundamental de la generación termoeléctrica de occidente y Zulia (ya bastante deteriorada), el bombeo de agua y las reservas energéticas de hospitales y clínicas”.
Según sus datos, el 68% de las personas rechazan las sanciones pues consideran que “agudizan la crisis que se vive”. Sobretodo porque la ciudadanía no cree que provoquen, en un tiempo prudencial, el objetivo de cambio político que persigue”.
Encuesta Datanálisis
León dijo que la más reciente encuesta de la firma que se hizo antes de que se cancelara el programa de intercambio, arrojó la homogeneización del rechazo a una sanción, “haciéndose mayoritario en todos los clusters de autodefinición política, incluyendo
opositor”.
“Para el 73% de los venezolanos consultados por Datanálisis, es necesario mantener el programa de intercambio por petróleo que garantice el abastecimiento de diésel, pues la mayoría contundente considera que este es un sacrificio inútil, largo e injusto”, comenta.
Insistió en que ese combustible es “esencial para la producción de energía en occidente donde ya, sin acusar aun el impacto del fin del acuerdo que suministraba la mayoría del diésel en el país, se produjeron la mayoría de los cortes de suministro de energía, lo cual lleva a proyecciones muy negativas”.
La eliminación de ese programa atenta directamente en el cobro de las compañías privadas que suministran gas para termoeléctricas en occidente y Zulia, “lo que hace prever una reducción en su producción y aumento mayor en la demanda de diésel”.
“Este es un ejemplo evidente de un tema que supera el debate político y qué debería obligar a todas las tendencias a buscar vías humanitarias para evitar un mayor sufrimiento en la población, a la que se le está sometiendo a un sacrificio gigante, sin muchas expectativas de éxito”, comentó.
Y finalizó con que uno de los sectores más afectados por la decisión será el agrícola, pues depende altamente de ese producto petrolero.
“Es quizás la más evidente demostración de afectación a la población, incluso sin buscarlo”, apuntó.