M-Clan (2013) Shôko Live. Madrid

Por David Gallardo @mercadeopop
Eficacia probada
Lugar: Sala Shôko. Madrid
Fecha: 20 junio 2013
Asistencia: 1.000 personas
Artistas Invitados: Autostop
Precio: Desde 18 euros (+ gastos)
Músicos: Carlos Tarque (voz y pandereta), Ricardo Ruiperez (guitarra), Prisco López (guitarra), Iván González (bajo), Coki Gimenez (batería)
Setlist: Maxi ha vuelto, Usar y tirar, Para no ver el final, Basta de Blues, Escucha mi Voz, Perdido en la Ciudad, Roto por Dentro, Noche de Aullidos, Ritual, Las Calles están Ardiendo, Maggie Despierta, Llamando a la Tierra, Para decirte adiós, Calle sin Luz, Nadie se acordará de ti, Pasos de equilibrista, Souvenir, Quédate a dormir
Bandolero, bribón, bandido, canalla, vozarrón afortunado para cantar como muy pocos son capaces de hacerlo. Así es Carlos Tarque sobre el escenario, al frente de la versión actual de unos M-Clan de eficacia probada, un melodioso vendaval rock que sigue sonando fresco y despeinando melenas como si no costara. La definición exacta de derroche, desparrame y despelote rockero.
Vale que este recital forma parte de la gira del último disco de la banda 'Arenas movedizas', pero el hecho de que tocaran en diciembre en La Riviera hacía de la velada algo más despreocupado y relajado, una especie de fiesta para los músicos y para el público. La banda, además, está más que engrasada a estas alturas y eso también se nota en una aplastante e indudable solvencia.

Tal vez esa despreocupación llevó a M-Clan a arrancar la noche con 'Maxi ha vuelto', olvidado tema de su también (lamentablemente) olvidado segundo disco, 'Coliseum' (1997), para mi personalmente su mejor obra por contundencia, agallas y espíritu sureño. Tras ese regalazo inicial, recuperan también 'Usar y tirar', tema que da título a su tercer disco (de 1999), y tampoco demasiado habitual en sus presentaciones en vivo.
Solo por esas dos canciones ya merecía la pena la noche, pero es que a partir de ahí despegó fácil gracias a las siempre coreables y coreadas 'Para no ver el final', 'Basta de Blues' o 'Escucha mi voz', antes de volver felizmente al siglo pasado con 'Perdido en la ciudad'. Un repertorio de alguna manera audaz y sin concesiones.
Tras 'Roto por dentro', la parte central del show junta a 'Noche de Aullidos' y 'Ritual', que suenan muy pero que muy poderosas en directo, pero que no son en absoluto lo mejor de la noche (personalmente no dejaría fuera otras canciones del grupo, pero eso se escapa a mi indudable poderío). Sea como fuere, la banda suena madura, compacta, y el solo de armónica de Tarque resulta de lo más hipnótico, acompañado de unos pasitos de baile un poco en plan Chiquito de la Calzada, que demuestran que puede hacer lo que le venga en gana. Y así hace, de hecho.
'Las calles están ardiendo' avasalla como siempre con ese aura a Deep Purple desaparramándose colina abajo con el volume a tope, justo antes de que el concierto gire hacia las masas con 'Maggie Despierta' y 'Llamando a la Tierra', con Carlos Tarque cantando entre el público y pidiendo un ron con Coca Cola encaramado a una de las barras del garito.

Prosigue el acontecimiento musical con 'Para decirte adiós', el serrucho sónico de 'Calle sin luz', 'Nadie se acordará de ti' y ese 'Pasos de equilibrista' mezclado con el Baba O'Riley de los Who, en el que las comparaciones entre Tarque y Roger Daltrey, animales escénicos torrenciales ambos, se hace absolutamente necesaria, pertinente e indudable.
Los M-Clan de 2013 viven felizmente entregados al rock, con un formato clásico de guitarras, bajoy batería, liderados y de alguna manera ensombrecidos por el carisma de un frontman como no hay otro igual en España (ni en muchos países de nuestro entorno, como suele decirse), y que aparte de cantar lo que le da la gana, ya al final admite que no sabe qué más hacer para arengar al público. Puro entertainment de ese.
Penúltima concesión al pop coreable con la siempre bien recibida 'Souvenir', antes de finiquitar las casi dos horas de recital con la siempre trotona, saltarina y vitalista 'Quédate a Dormir', una de esas canciones que siempre reparten sonrisas y caras de indisimulada felicidad. Porque no nos da la gana estar tristes y agrios toda la maldita vida, somos así de airados, y ciertamente, con M-Clan en directo eso siempre se consigue.

Por cierto, que servía este poco promocionado concierto madrileño para inaugurar una nueva sala en la capital, Shôko Live, discoteca que ya lleva un tiempo funcionando pero que ahora pretende sumarse al circuito de música en directo. Siempre una buena noticia, y un lugar razonablemente chulo, con un buen escenario y un equipo de sonido que no se anda con chiquitas, pues aún ahora, más de doce después, todavía escucho cierto inquietante pitido en los oídos.
Es verdad que ese pitido puede deberse a cierta gente que no tiene nada mejor que hacer que hablar mal de uno (sin motivos, por supuesto), pero apuesto a que en realidad se debe, al menos en esta ocasión, al volumen subyugante del recital, algo que, en cualquier caso, siempre me parecerá absolutamente de recibo. A ver, igual que me hace gracia decir que tengo los ojos sensibles a la luz como Bono, admito que me molaría poder decir que padezco tinnitus como James Hetfield o Noel Gallagher. Soy así de retrasado y en ello estoy.