¿De verdad, detrás de todo esto no está Arriola?, porque se ha producido el triunfo definitivo de Lampedusa ya que ya no es preciso hacer nada más para que parezca que todo ha cambiado.
El mapa se ha cubierto enteramente de gaviotas y los muchachos de las plazas de España han conseguido plenamente su objetivo: el castigo de los culpables de su inmensa tragedia. Ja.Ahora ya no habrá nunca igualdad como pretendía tan largamente Rajoy sino tampoco justicia distributiva porque es evidente que no la merecemos.La verdad es que ha fallado todo, incluso el marxismo, sólo porque unos cuantos jóvenes lo han rechazado todo, incluso su conciencia de clase.Si ha habido alguna vez en el mundo una clase proletaria era precisamente ésta. Porque no tenía nada ni siquiera el temblor del nihilismo. Se consideran los más desheredados de la fortuna porque no tienen nada, ni trabajo ni nada, “ninis” se han denominado a sí mismos y por unas cuantas horas lo tuvieron todo en sus manos.O no, como diría el vencedor de anoche. Porque, a lo peor, lo que intentó suceder el 15 de mayo lo hizo ya demasiado tarde. Pero, además, lo hizo mal. No se puede hacer una revolución sin revolverse porque no se puede hacer una tortilla sin romper un solo huevo y eso lo sabían ellos, que los han dejado acampar tan ostentosamente en todas nuestras plazas, puesto que ya habían comprobado que estaban tan domesticados que ni siquiera se atrevían a esgrimir sus puños cerrados, alzados al cielo.Mal puede hacerse una revolución sin rebeldes auténticos, una revolución no se hace hartándose de escribir frases ingeniosas en unos cuantos papeles, nosotros decíamos ayer que había en todas nuestras plazas mucho ruido pero ninguna furia y eso contradecía frontalmente la sabiduría del bardo de Avon: para que el mundo salte por los aires de una puñetera vez es preciso algo más que ingenio, hace falta muchos reaños y ahora ya podemos afirmar sin ninguna clase de duda que gónadas allí, en las plazas, no había por ningún sitio.Porque se necesitan muchos testículos y ovarios no ya sólo para gritar NO sino para hacerlo contra los verdaderos culpables de la situación que se dice que se quiere combatir y mal se puede combatir nada cuando se enmascara la realidad bajo el hipócrita manto de la neutralidad y de la mentira.Porque no existe la imparcialidad ni la neutralidad, y eso deberían de saberlo gentes que han estudiado tanto que no tienen reparo en afirmar que su generación es la más preparada de la historia.Tal vez lo sea intelectualmente pero el hombre es algo más que la fría inteligencia que aconseja hacer una revolución sin rebelión por miedo a que no te dejen entrar en los cenáculos del poder, del único poder que realmente existe, de modo que no se quiso, que se evitó cuidadosamente ofender al poder económico y por eso le han permitido alcanzar el único poder que les faltaba, el legislativo.Ahora, las carroñeras gaviotas no tendrán reparo alguno en legislar contra ellos descaradamente como lo están haciendo en Inglaterra, esa nación a cuyo líder envidiaba tanto Rajoy, el tipo que lo 1º que hizo fue subir las tasas universitarias para que no exista nunca más gente que sea, al propio tiempo, inteligente, instruida y honrada.Pero, allí, los estudiantes son de otra manera y su revuelta hizo temblar el pulso a uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo, el Príncipe de Gales, que iba en un rolls ahora no importa mucho adonde.Allí, los rebeldes que eran y son auténticos, que miran hacia atrás con toda la ira del mundo, no se autoproclaman neutrales e imparciales ni se resisten a gritar a los 4 vientos esa verdad de que la culpa de la crisis actual la tienen los que propugnan el ultraliberalismo económico como la solución a todos los problemas que el propio liberalismo ha creado.Ellos le gritan NO a los auténticos culpables de su situación, se niegan a contemporizar y si tienen que soportar una situación, que han creado sus padres y timoratos congéneres, lo hacen zarandeando el coche en el que viaja el más genuino de los representantes del poder omnímodo que los tiraniza, o sea que, por lo menos, ejercitan el derecho al pataleo, pero aquí, no.Porque aquí somos los más listos del mundo, tanto que hemos inventado la neutralidad, la equidistancia, la imparcialidad. Nuestros jóvenes, desempleados y sin ningún futuro, no quieren irrumpir en el mercado político como unos elefantes en la cacharrería, porque ellos se niegan tajantemente a ser y actuar como políticos. Ellos se limitan a protestar lo más asépticamente posible para que nadie se sienta ofendido. O sea que estos proletarios de pacotilla se han atrevido a desmentir a Marx y en lugar de comportarse como una clase social absolutamente desposeída de todos los derechos, incluso el de tener gónadas, en lugar de luchar con todas las armas a su alcance, sobre todo las de la información y la denuncia, se han limitado a pedir que alguien les resuelva lo que sólo ellos, con su auténtica rebeldía, podían arreglar.Pero no se han atrevido. Y, ahora, pagarán las consecuencias. Han desperdiciado una ocasión única e histórica, con todo el mundo, con todas las cámaras, con todos los objetivos, con todos los altavoces pendientes de su actuación, no se han atrevido a dar la cara y gritarle al mundo quiénes son los que realmente los oprimen y vejan hasta ese lamentable extremo de haber matado en sus almas el auténtico espíritu de rebelión, se han limitado a quejarse pero no a señalar valientemente son su dedo a los culpables de su situación y así no se ganan no ya las guerras sino siquiera las batallas.Ahora, van a tener sobre ellos, con toda la fuerza de las más injustas leyes posibles, durante muchos años, la más auténtica de las opresiones: la que consagran unos parlamentos dominados por el más feroz de los ultracapitalismos liberales neocons, que ellos no se atrevieron a denunciar como el causante directo de su situación, todavía no comprendo yo por qué, porque no podían estar peor de lo que ya estaban.Maldita sea su inexplicable cobardía, la de una gente que lo tenía todo absolutamente perdido, tanto que ya no podían perder más.