Todos somos iguales a través del humo
El libro de hoy, Los espíritus del humo, de Mª Concepción Regueiro, además de continuar con la iniciativa #Leoautorasoct -durante este mes solo voy a reseñar libros escritos por mujeres-, es el primer título que entra en la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2018. Ya sé que puedo parecer un ansias, que hace solo dos semanas que anunciamos a los nominados a la presente edición y que en estos momentos los miembros del jurado están realizando las respectivas reseñas, pero la rueda no puede detenerse. De otro modo no llegaremos al objetivo que nos hemos puesto de 100 libros para los PGB18.
Vamos, ahora sí, con la sinopsis de esta novela corta. Las hermanas Luanda y Gadea, hijas del taumaturgo Antuss, se han criado en la opulencia y la despreocupación. Su situación cambia drásticamente al morir su padre, lo que hace que pierdan sus privilegios y riqueza, y se vean obligadas a vivir en la ciudad. Una vez allí, todo indica que se van a ver arrastradas a una vida de privaciones y miseria, pero pronto encuentran la solución cuando aprenden a invocar a los espíritus del humo.
Lo primero que hay que destacar de esta obra es la premisa tan interesante que nos plantea. En todo momento está jugando con la percepción del lector, con lo que él cree que sabe, y se las va ingeniando para, poco a poco, retorcer sus conocimientos e ir sorprendiendo. Es como si ese humo que recubre la ciudad también emborronara los sentidos del lector, confundiéndolo con luces y sonidos que son, a la vez, cercanos y lejanos. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el propio género del libro: parece fantasía pero no lo es, tiene algunos elementos de ciencia ficción pero sería arriesgado catalogarlo como tal. Una y otra etiqueta son, al mismo tiempo, correctas y erróneas. Podría meterme más en profundidad en este tema, pero es imposible sin incurrir en unos spoilers que quiero evitar.
Esta peculiaridad también deriva en una de las pegas que se le pueden poner a Los espíritus del humo: que, al no haber demasiadas referencias claras donde agarrarse, al existir la ya mencionada desorientación, y al darse por hecho -erróneamente- ciertas cosas, es posible perder el hilo de la narración y abandonar la lectura por pensarse que no va a llevar a ninguna parte o que no está contando nada nuevo. Es un riesgo que este libro corre, por lo que le pido paciencia a los lectores, que se trata de un texto muy cortito cuya principal intención es sorprender.
Erais unas náufragas en ese nuevo mundo hostil y pronto comprendisteis que no erais las únicas, aunque eso de poco consuelo valía. Y es que el otro bando era el vuestro y el de tanta gente como vosotras que se movía por la ciudad. Un universo que os bastaba con bajar al comedor para reconocer en toda su variedad; esas antiguas campesinas, artesanas y criadas de magos que ahora intentaban buscarse la vida y que, sobre todas las cosas, estaban irremediablemente desorientadas ante unas normas y un entorno que no acababan de comprender, por mucho que asegurasen con falsa alegría no haber estado nunca tan bien y que no había nada mejor que esas calles y esas máquinas con las que se jugaban la vida diez horas cada jornada.
Para la narración, la autora ha optado por un recurso tan curioso, directo y complejo como lo es la segunda persona del plural. La voz del narrador les habla directamente a las hermanas protagonistas en un tono que podría considerarse como intrusivo o acusatorio, como si fuera un fiscal que las está hostigando por algún crimen que han cometido. Es curioso porque, pese a un uso tan poco común y, en cierto sentido, experimental, la obra no consigue desprenderse del todo de ese aire de cuento infantil. Y lo mejor de todo es que parece que esto también es pretendido por la autora, para hacer más hiriente la crítica.
Y tras el humo, el zasca
Todo el entramado de estructura, narración y temáticas abordadas por Los espíritus del humo obedecen al deseo expreso de la autora de criticar a ciertos segmentos nada minoritarios de nuestra sociedad. Como dije anteriormente, no puedo/debo puntualizar más para no estropear el factor sorpresa, pero sí que puedo mencionar que pone de manifiesto el efecto nocivo del orgullo, la credulidad, la carencia de espíritu crítico, la estupidez de las masas y el triunfo de la ignorancia. Tirando un poquito más del hilo, podría decir que, finalmente, ataca a las supersticiones y las creencias surgidas de ellas. Pero es que todavía hay más, ya que no todo son alabanzas a la ciencia, pues entregarnos a ella sin medida da lugar a tener que vivir en ciudades inhóspitas, deshumanizadas, comidas por un humo antinatural. Como vemos, tanto un extremo como el otro separan a las personas de una ideal vida equilibrada.
Por eso, a vosotras no os ofrecían mayor interés esas gentes que discutían con insolencia todo lo que significaba la magia. Catalogabais esos intentos como las groserías de un grupo de desarrapados que no sabían comprender la maravilla que envolvía el mundo y que preferían las vulgaridades de cálculos, esquemas aburridos y ensayos grasientos sobre esas cosas tan raras que llamaban ciencias y técnica para afrontar el mundo al margen de personas tan maravillosas como vuestro padre. ¿Cómo osaban competir con el más grande, el que era capaz de levitar lo que ningún otro había conseguido mientras lanzaba un conjuro de sanación sobre una granja distante?
Ya lo dije al principio, un libro de premisa interesante, complejo, que esconde mucho más de lo que parece. Y es que todos somos iguales a través del humo.
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Foto de la niebla: spoilt.exile