Nombra a:Blanca AndreuGioconda BelliMª Teresa CervantesAtanasio DíeJordi DoceDionisia GarcíaManuel García PérezMateo Marco AmorósLuisa Pastor MartínezJosé María PiñeiroAda SorianoJosé Luis Zerón Huguet
Bio-bibliografía
Mª Engracia Sigüenza Pacheco (La Murada, Orihuela 1963) es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación en la especialidad de Psicología por la Universidad de Murcia.Escribe relatos, artículos y poemas desde la adolescencia, pero profesionalmente se dedica a la orientación educativa. Está casada, tiene una hija y un hijo y reside en la ciudad de Orihuela.Ha participado en los siguientes libros colectivos: Arte contra la violencia de género, Mujeres en el tiempo de Miguel Hernández, Artistas por Miguel Hernández, Tauromaquia teñida de azul, Carlos Fenoll; antología comentada y El libro de plomo, antología ilustrada de la editorial Empireuma. Colabora con artículos en revistas culturales y periódicos, y con poemas en distintas exposiciones y montajes audiovisuales. Tiene dos obras inéditas: el poemario Antes de volver al mar y el libro de relatos Las otras vidas.
Poética
Cuando escucho la llamada del poema sé que tendré que atravesar el país tenebroso de la noche si quiero conquistar la luz del Alba. Es una voz que me reta y que no puedo desoír. La poesía nos insta a sentir el ardor de la vida. Y es un bálsamo para la herida del tiempo.
Poemas
La ciudad infinita
Para José Luis Zerón
Siempre llueve En la ciudad infinita…
Los puentes son brazos de aguaQue atraen la soledad de los poetas.Hay un cielo oceánico en el Sena,Un paraíso abisal,Un limo de sangre fértil.
Por las calles del recuerdoPasea mi corazón solitario,El viento preñado de vocesLo arrastra a los jardines del tiempo.
Hay un canto en la lluvia,Una música húmedaQue fecunda las horas.De mis ríos se fuga la muerte,Veo las tumbas llenas de vida.
Siempre, siempre llueve En la ciudad infinita…
II No existe el tiempoEn la ciudad inagotable.
Las pupilas del pasado,Baluartes incandescentes,Alejan las horas y el hastío.
Existe un laberinto en el subsuelo,Donde fluye el alma en carne viva,Donde las sombras de los muertosAcompañan a los vivos…
No existe el tiempoEn la ciudad inagotable.
Solo el llanto eterno de la lluviaQue traspasa el espejo de los siglos.Y nosotros, escribiendo juntosLa novela de la vida,Regando, con el oro de nuestras arterias,Los campos de la historia.
No, no existe el tiempoEn la ciudad inagotable…
Nosotros somos la lluvia,Somos el polen misteriosoQue cae sobre la tierra.
Florencia
Para María y José Manuel
La tierra, fecundada por el semen inmortalDel arte y de la ciencia, te engendró mujer,En la primavera inmutable del Renacimiento.El Arno alimenta la cúpula de tu vientreCon el líquido amniótico de la belleza intemporal.
Bajo el abrazo inmenso de una madre invisibleFuiste construida, esculpida, pintada por los hombres.Pero naciste mujer y mujer serás por siempre:Mujer habitada, florecida, germinada…Venus alzándose hermosa y triunfal sobre las aguas;Consciente de que al nacer ha vencido a la muerte.
Porque tú, Florencia, ánfora y semillero…,Inalcanzable, ajena a la destrucción de Cronos,Permaneces, eterna, en los campos del recuerdo.
De “Ciudades vividas”, inédito.