Si por casualidad has hecho un semillero, ahora tienes que entresacar esas plántulas y ponerlas en otra maceta antes de su traslado final a su sitio definitivo. Para esta tarea es ideal usar macetas de papel, sobre todo por que son sencillas de hacer y evitamos el plástico, que tanto daño hace al medio ambiente.
El trasladar las pequeñas plantas a unas macetas como paso intermedio a plantarlas en su lugar definitivo, es para darles la oportunidad de que su sistema radicular crezca y este más fuerte antes de su transplante, con lo que nos aseguramos un mayor porcentaje de efectividad. Si quieres también puedes poner las semillas directamente en esta maceta de papel. Para hacer estas macetas de papel, puedes intentar que te ayuden tus hijos, seguro que se apuntan a una manualidad tan divertida. Primero para hacer nuestras macetas, necesitamos papel. Lo ideal es usar papel de periódico o papel reciclado, de los miles de folletos que nos mandan a casa. Cortamos la hoja según el tamaño que queramos dar a la maceta de papel, sugiero que no sea demasiado grande.
Buscamos algo que nos sirva de molde, puede ser una lata de conserva, una botella de refresco, un vaso, etc, obviamente nuestro molde tiene que ser cilíndrico.
Con la hoja al menos con un doblez, para darle consistencia y no mucho más para que se degrade con facilidad, vamos a enrollar alrededor de nuestro molde, dejando unos centímetros por debajo para doblar la hoja y hacer el fondo de la maceta.
Cuando ya hemos enrollado la hoja y hecho el fondo de la maceta, hemos conseguido una cierta consistencia, sacamos el molde y doblamos también un poco el borde de la maceta, hacia adentro.
Ya tenemos nuestra maceta de papel biodegradable, sólo nos queda rellenar de tierra rica en humus y válida para semillero, ponemos nuestra plantula o directamente las semillas.
Cuando la planta haya crecido lo suficiente, podremos ponerla en su sitio definitivo, sin necesidad de quitar el papel, que con la humedad se degradará. Fuente HGTV