Perú es un gran país en el que podemos encontrar selva amazónica, ruinas incas, mercados llenos de vida y color, pueblos estancados en el tiempo, ciudades coloniales y preciosos enclaves naturales.
Cuando oímos que algún amigo o familiar se va de vacaciones a Perú siempre nos viene a la mente la misma imagen, la ciudadela inca del Machu Picchu.A no ser que se opte por hacer el camino inca o parte de él, es habitual llegar en tren desde Cusco o Ollantaytambo. Son muchos los turistas que primero visitan Cusco, parten hacia el Valle Sagrado de los Incas para hacer noche y a primera hora de la mañana cogen el tren en Ollantaytambo. Hay diferentes categorías de tren y la diferencia está en la comodidad de los asientos y las vistas panorámicas de las ventanas.
El viaje en sí ya es una delicia para los amantes de la naturaleza y si se está atento se pueden ver ruinas abandonadas en las laderas de las montañas.Como buen país de contrastes es un país con un arraigado turismo mochilero. Y un buen exponente es Machu Picchu pueblo o Aguas Calientes como es más conocido. Hasta ahí llegan los trenes llenos de viajeros impacientes por pasear por la fortaleza. El pueblo no tiene ningún atractivo turístico pero sí que proporciona a los turistas alojamientos de todas las categorías, restaurantes y mercadillos para llenar la maleta con souvenirs.
Por la mañana se hace una larga cola a la espera de los autobuses que te suben hacia la ciudad perdida, una vez ahí al comprar la entrada, se puede pedir permiso para subir al Wayna Picchu donde se tiene una panorámica diferente de la típica. Sólo hay dos turnos al día para poder disfrutar de estas vistas desde el Wayna y si se quiere hacer la caminata hay que ser precavido y subir de los primeros.
La primera impresión de las ruinas es fascinante. Hemos estado millones de veces delante de la postal que tenemos frente nuestros ojos y nos damos cuenta que la realidad supera la ficción. El asentamiento construido por los incas en el siglo XV está dividido en dos sectores: el agrícola y el urbano. Todo el conjunto está envuelto de la exuberante vegetación y la niebla que consigue darle un toque de misticismo.
En el 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en el 2007 nueva maravilla del mundo. Sólo hace falta esperar que el gran numero de visitantes que soporta al día y el paso del tiempo no nos impidan seguir disfrutando de este gran tesoro. Larga vida al Machu Picchu!
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