Si te la pierdes, te llamaré "imbécil". Mad Max: Furia en la carretera es una auténtica experiencia cinematográfica que bien merece pagar una entrada. El director George Miller consigue por fin esa película en constante movimiento que quería ser Mad Max 2 (1981). Estamos hablando, prácticamente, de una persecución de 120 minutos en los que se acumulan ideas sin parar hasta dejarnos exhaustos. Los coches, las colisiones y la destrucción tienen todo el protagonismo y la acción es física, real y polvorienta: no hay que preocuparse por el exceso de efectos digitales de los tiempos que corren. Aquí los hay, pero no molestan. Furia en la carretera es, además, muy fiel a la saga de Mad Max. Habla de los mismos temas y tiene el mismo estilo narrativo de siempre: pocos diálogos y mucha acción visual. Como debe ser. Pero además, es la más alucinada de la serie. Parece haber nacido de esos planos casi oníricos de un cuervo volando de Mad Max (1979). Recuerda a un cómic de Moebius y Jodorowsky con sus símbolos sobre la fecundidad -la imagen de una granja que "ordeña" mujeres- o la idea de que un viaje acabe donde comenzó. Mad Max: Furia en la carretera no va a decepcionar a nadie.
Mad max: furia en la carretera (george miller, 2015)
Publicado el 15 mayo 2015 por Jorge Bertran Garcia @JorgeABertranSi te la pierdes, te llamaré "imbécil". Mad Max: Furia en la carretera es una auténtica experiencia cinematográfica que bien merece pagar una entrada. El director George Miller consigue por fin esa película en constante movimiento que quería ser Mad Max 2 (1981). Estamos hablando, prácticamente, de una persecución de 120 minutos en los que se acumulan ideas sin parar hasta dejarnos exhaustos. Los coches, las colisiones y la destrucción tienen todo el protagonismo y la acción es física, real y polvorienta: no hay que preocuparse por el exceso de efectos digitales de los tiempos que corren. Aquí los hay, pero no molestan. Furia en la carretera es, además, muy fiel a la saga de Mad Max. Habla de los mismos temas y tiene el mismo estilo narrativo de siempre: pocos diálogos y mucha acción visual. Como debe ser. Pero además, es la más alucinada de la serie. Parece haber nacido de esos planos casi oníricos de un cuervo volando de Mad Max (1979). Recuerda a un cómic de Moebius y Jodorowsky con sus símbolos sobre la fecundidad -la imagen de una granja que "ordeña" mujeres- o la idea de que un viaje acabe donde comenzó. Mad Max: Furia en la carretera no va a decepcionar a nadie.