No se trata, de ningún modo, de comparar la obra de Flaubert con Sophie Divry y su Madame Bovary de extrarradio; pero de igual modo que Flaubert puso en valor la prosa narrativa, Divry destaca por ser una escritora con un estilo narrativo muy personal y peculiar. Su estilo, su carácter narrativo, suele ser la característica principal de sus obras.
Signatura 400, su primera novela, es el monólogo de una bibliotecaria. Un texto escrito en primera persona de principio a fin, sin capítulos ni puntos y aparte. Cuando el diablo salió del baño otro monólogo que recuerda a le surréalime, un texto plagado de recursos y juegos tipográficos, escenas estrambóticas y disparatadas. Madame Bovary de extrarradio es más serio o menos estrambótico pero, aún así, llama la atención el uso de la segunda persona del singular para contar la historia y la alusión a la protagonista solo por sus iniciales.
La novela cuenta la historia de una Madame Bovary de nuestro tiempo. Una mujer, M. A., nacida en la década de los cincuenta, trabajadora y graduada en económicas. Conoce al hombre de su vida con el que encuentra la estabilidad que buscaba, un proyecto de familia. Convencida de que a cierta edad ya es momento de entrar en la vida rutinaria de la estabilidad y responsabilidad de un hogar familiar, cuando cuando lo logra es consciente de que también la ha inundado el aburrimiento. Sus proyectos y esperanzas hacen aguas. Empezará a darse cuenta que ya no hay salida de la vida rutinaria, familiar y hogareña que marca el patriarcado.
Reflexionar sobre la condición femenina
Una novela de lectura fluida, sin altibajos ni sobresaltos y, curiosamente, deprimente. Cuenta la historia de una mujer que nunca es feliz. Cronológicamente, desde su solitaria infancia en un pueblo como hija única; pasando a una aburrida adolescencia de la que finalmente escapa para estudiar económicas en Lyon. Allí también se derrumba su primer sueño. La tan esperada independencia se convierte en soledad. Pero también llega la época de amigos, las salidas, las noches… Y después aparece el hombre que se convierte en esposo y padre de sus dos hijos. Y así, sin apenas darse cuenta, su vida se convierte en una rutina de comidas, niños, compras y tareas domésticas.
Es una narración plagada de clichés y eso es parte de su atractivo, porque se convierte también en denuncia de la condición humana, y reflexión en torno a la condición femenina.
La protagonista no tiene nombre, tan solo unas iniciales, porque se trata de la historia de una mujer, pero también la de muchas mujeres. La intención es no personalizar porque esta historia puede ser la de cualquier mujer de mediana edad con la que identificarse.
Del mismo modo que la Madame Bovary de Gustave Flaubert está considerada un retrato psicológico, los libros de Sophie Divry son, prácticamente, estudios sociológicos que hablan de la insatisfacción cotidiana, critícan aspectos de la sociedad actual, el malestar y la precariedad. Si en Cuando el diablo salió del baño hizo un retrato de la llamada generación del paro, en Madame Bovaryde extrarradio lo hace de una sociedad marcada por la reglas. De la vida aburguesada, igual que Flaubert hizo una crítica a la burguesía de su época.
Madame Bovary es un símbolo feminista, al igual que lo es hoy en día Sophie Divry. Escritora y activista de los movimientos feministas en Francia. Es una de las novelistas más destacadas de la nueva generación de narradores franceses que ha sido finalista del Premio literario Le Monde con ésta, su última novela Madame Bovary de extrarradio.
MADAME BOVARY DE EXTRARRADIOSophie DivryMalpaso, 2020240 Págs.La condition pavillonaire
>>Reseña publicada originalmente en Amanece Metrópolis<<
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