
La historia de hoy nos lleva hasta el Panteón de los Hombres Ilustres de París, lugar del que ya tuvimos ocasión de hablar en alguna ocasión, por sí mismo (pulsar aquí), o cuando abordábamos la cuestión del péndulo de Foucault, que se encuentra en su interior (pulsar aquí)... Es la historia de Madame Curie, la incomparable científica cuyos restos reposan precisa y merecidamente aquí, pues a pesar de haber nacido polaca, vivió y se casó en el país vecino adoptando la nacionalidad francesa... Por otra parte y a mayores de esta patriótica condición sine qua non, fundamentalmente cuando hablamos de un país tan chauvinista, Marie Curie ostentaba numerosos méritos que, cada uno de ellos por separado, hacían incuestionable su candidatura para la obtención de un nicho en este lugar:-. Fue la primera mujer en alcanzar un Nobel-. La primera persona que obtuvo dos-. Y por el momento la única que ha sido premiada con tal reconocimiento, en dos disciplinas distintas: primero la física, después la química.


Aún así, asesorada por Albert Einstein, Madame Curie viajó hasta Oslo para recoger el premio y de paso compartir la mesa y los once platos de rigor, de la cena con el Rey del país nórdico.
Fue entonces cuando Marie Curie manifestó: "El premio me lo dieron por el descubrimiento del radio y el polonio.Creo que no hay ninguna conexión entre mi trabajo científicoy los hechos de mi vida privada".