Madeleine es la palabra utilizada en francés para denominar lo que todos conocemos como magdalena o madalena.
Original de la región de Lorena, en Francia, en la actualidad este pequeño bollo se puede encontrar prácticamente en todo el mundo aunque su aspecto sea diferente al que os muestro en las fotos ya que se hornea en cápsulas de papel.
Para que las madeleines obtengan esta forma tan peculiar es necesario utilizar un molde especial, con cavidades en forma de concha. Yo tengo el de Silikomart que funciona de maravilla, como todos sus productos. Una calidad soberbia.
Otra versión es la que traslada su origen a la época de los peregrinajes a Santiago de Compostela y a una joven llamada Magdalena que servía a los peregrinos unos pastelitos en forma de concha, símbolo de este peregrinaje.
Sea cual fuere su origen, que me parece lo de menos, estos bollitos son adictivos. Perfectos para pecar a la hora del desayuno o de la merienda. Recomiendo que los probéis y no os dejéis engañar por su sencillez ya que son deliciosos. Os garantizo que caerán día si y día también.
Necesitamos (para 12 unidades)
- 50 grs de mantequilla, derretida y atemperada
- 1 huevo "M"
- 50 grs de azúcar
- 50 grs de harina de trigo
- 4 grs de impulsor (levadura química tipo Royal)
- 1 limón, zumo y ralladura
- Azúcar glas, para espolvorear
Preparación
Engrasamos el molde y lo espolvoreamos con harina, retirando el exceso.
Batimos el huevo y el azúcar hasta blanquear.
Añadimos el resto de ingredientes, removemos con una lengua o espátula hasta integrar y dejamos reposar durante 20 minutos.
Transcurrido este tiempo rellenamos las cavidades del molde hasta la mitad y horneamos a 200 ºC durante 8-10 minutos.
Transferimos a una rejilla para atemperar.
Espolvoreamos con azúcar glas antes de servir.