Madre e hija, de Jenn Díaz

Publicado el 27 julio 2016 por Rustisymustis @rustismustis
Madre e hijaAutora: Jenn DíazEditorial: Destino
ISBN: 9788423350643Páginas: 189
La muerte de Ángel -el padre de familia, el marido, el hermano- cambia para siempre la existencia de las mujeres de su vida. Su hermana Dolores, su esposa Gloria y sus hijas, Ángela y Natalia, verán cómo la forma que habían tenido sus días no volverá a ser la misma. Juntas tendrán que afrontar la pena por su pérdida, y aprender a seguir adelante en una casa habitada sólo por mujeres.
Con la novela Madre e hija Jenn Díaz cambia de sello editorial -de Lumen a Destino- pero, por suerte para sus lectores, continúa mostrando el mismo buen hacer y la misma naturalidad como narradora. La lectura de su anterior obra, Es un decir, me impactó profundamente (podéis revisar mi reseña aquí) y, desde entonces, no he dejado de recomendarla, por lo que necesitaba volver a acercarme a esta escritora y comprobar si mi entusiasmo anterior se confirmaba o no. Aunque ya me he adelantado brevemente en mi valoración, vayamos analizando poco a poco.

Madre e hija es una novela corta que, como su antecesora, se sumerge desde el mismo título en el universo femenino y, concretamente, en la maternidad. Parece ser ésta una preocupación constante en el pensamiento de la autora. La historia comienza de manera muy similar a Es un decir; el fallecimiento de un hombre, Ángel, es un mazazo en las vidas de las mujeres con quienes convivió: Gloria, su mujer, sus hijas Ángela y Natalia, y su hermana Dolores. A partir de ese instante el narrador se va posando en cada una de ellas y contando cómo la pérdida del varón rompe el equilibrio y confirma que su existencia era el único eje que sostenía la unidad. La pregunta implícita es clara: ¿tal unidad familiar era pura fachada, orquestada bajo el pegamento de la figura de Ángel, o simplemente su muerte desboca complicaciones inexistentes con anterioridad? La respuesta, aunque previsible, se va desgranando a lo largo de la obra, al tiempo que conocemos interiormente a cada una de estas mujeres co-protagonistas."Cuando el padre murió, se llevó la medida de las cosas, incluso de las más insignificantes, las más cotidianas, aquellas que no se ven, pero que están ahí"

No se trata, en su conjunto, de una novela de acción. En momentos puntuales se cuentan episodios o anécdotas concretos, pero estamos más bien ante un texto intimista e introspectivo en el que lo que interesa es detenernos en el interior de los personajes, pararnos en sus motivaciones profundas y en sus pensamientos. Además, no se trata de una narración lineal, sino que saltamos de lugar y tiempo constantemente, lo que da sensación de realismo y de veracidad. Para ello, Jenn Díaz se vale de un narrador muy especial, que nos presenta todo bajo un estilo omnisciente y que, sin embargo, se inmiscuye en ocasiones en la mente de las protagonistas con tanta efectividad que llega a mostrar una suerte de monólogo interior. Esta técnica es el mayor logro de la novela, pues el punto de vista desde el que se cuenta la historia nos permite colocarnos en una posición privilegiada respecto a los personajes, con un campo de visión lo suficientemente amplio como para poder observarles detenidamente y juzgarles; pero, por otro lado, los continuos coletazos de esa voz más interior aplican el zoom y nos permiten identificarnos con ellos y comprenderles. La magia de todo es que la autora consigue no dar nunca opiniones preconcebidas, sino mostrar acciones (pocas), sentimientos y pensamientos de la forma más natural y espontánea posible, permitiéndonos formarnos un juicio propio. Aun con todo, se trata de un texto que, también como Es un decir, está plagado de detalles, de frases destacables y de sentencias, a veces, que nos obligan a volver atrás, a reflexionar, y sin duda a buscar momentos para una relectura más pausada. No es flor de un día que con un solo vistazo nos diga todo. Me atrevo a sugerir que no solamente aportará distintas opiniones a lectores diferentes, sino que arrancará diversos puntos de vista cuando una sola persona lo lea en momentos diversos, bajo vivencias distintas.Sin duda se trata de una novela que nace al calor del pensamiento feminista de Jenn Díaz y de sus continuas reflexiones y miradas sobre el papel de la mujer en la sociedad. En Madre e hija es la vivencia de la maternidad la que se explora primordialmente, pues las relaciones entre las protagonistas caen en ese terreno. Observamos madres y esposas "al uso", representadas sobre todo por Ángela y por Gloria, quien cumple el rol de mujer tradicional en torno a cuyas actitudes y decisiones giran las demás; pero también vemos a Dolores, la solterona que parece existir solamente como hermana, cuñada o tía y que, en un instante, puede convertirse en madre de una niña ajena; por último Natalia, la más despegada del tópico, soltera y sin hijos. Sea cual sea el rol básico de cada una, lo esencial es que todas ellas se cuestionan constantemente sus actitudes y sus sentimientos y, en la mayor parte de ocasiones, reprimen frente a las demás todo aquello que desean, dejando que sólo nosotros, los lectores, tengamos una visión de conjunto más realista y completa. El texto recoge alusiones a hombres que no lloran, pues son hombres, y a mujeres que basan su existencia en las relaciones con los demás, en los cuidados y en la obsesión por el juicio ajeno y el "qué dirán". El narrador ejerce también ese papel de soportar las voces externas, y de convertirlas en parte activa del rumiar femenino. Nada más cercano a la vida real, nada más lejano al planteamiento feminista. Y esta es la clave: provocar que nos cuestionemos los diversos modelos femeninos desde el conocimiento de sus puntos fuertes y débiles, sabiendo hacia dónde caminamos todas, pero desde qué posición partimos."tanta mujer a su alrededor, tanto esfuerzo por ser una mujer moderna, de las de ahora, y acabar con la mediocridad femenina, y allí estaba, en el cementerio, dándole toda la importancia al hombre"Sospecho que la novela puede regalar a su autora peores valoraciones que las cosechadas por Es un decir, por ser un texto con mucha menos trama, más intimista como ya he dicho. Reconozco, además, que la perfectísima estructura de la anterior era difícilmente igualable. Aun así, se trata de una obra para saborear con calma, para pensar, para cuestionarnos. Convendría su presentación también entre el público adolescente, en tanto soporta niveles de lectura que apoyan la perspectiva coeducativa y la necesaria reflexión sobre los modelos de hombre y mujer. A mi modo de ver, y con las precisiones destacadas, Jenn Díaz confirma su excelente pluma y su más que prometedor futuro.

Como complemento a la lectura de esta novela, os recomiendo el texto digital "Diario de una madre sin hijo" que Jenn Díaz publicó en 2015, en el que explora de una manera más personal una figura que se asemejaría aparentemente al personaje de Dolores. Merece la pena leer ambos textos en diálogo. Podéis encontrarlo aquí