Desatada la persecución, Eleuterio fue apresado y arrojado a los leones, pero estos lo respetaron y, más aún, se arrojaron a sus pies cual corderos. Luego fue sometido al tormento del fuego, atado en una reja, pero igual sobrevivió (no hay que extrañarse, este tormento estaba diseñado para hacer sufrir, no para matar). Luego, junto a su madre, fue metido en una olla de aceite hirviendo, pero por milagro, sobrevivieron una vez más. Finalmente ambos fueron decapitados en el año 138.
Ante tantos prodigios, los soldados que los custodiaban, llamados Partenio, Calocero, Febo, Próculo, Apolonio, Fortunato, Crispino, Expedito, Mapálico, Victorino y Gago, se convirtieron a Cristo, al igual que Corebo el Gobernador. Todos fueron encarcelados, torturados y martirizados. El Expedito mencionado aquí es una de las fuentes sobre el famoso San Expedito (19 de abril).
Aunque el relato sea legendario, sí que encontramos testimonios sobre los dichos soldados mártires, que son mencionados por San Cipriano de Cartago (16 de septiembre) quien elogia la fe y entrega de Mapálico y compañeros, poniendo su memoria en el Calendario de Cartago a 17 de abril. Y no solo a ellos, sino a otros mártires, aunque no a Eleuterio y Antia, quienes aparecen como protagonistas en el siglo VI. La Leyenda Áurea del Beato La Vorágine (13 de agosto) los hizo más famosos, desplazando a los soldados mencionados. Reliquias de estos santos, dudosas, se veneran en diversos sitios, como Rieti o Velletri.
Fuente:
A 18 de abril además se celebra a:
Santos Aya e Hidulf , esposos.
B. María de la Encarnación,
viuda y carmelita.
Beato Idesbald, abad.