Revista Cultura y Ocio

Madres e hijas: la relación (im) posible? Insecto, de Claire Castillon

Publicado el 28 diciembre 2009 por Evagp1972
Madres e hijas: la relación (im) posible? Insecto, de Claire Castillon
Traducido a más de diecisiete idiomas, este conjunto de relatos crueles y despiadados fue el mayor éxito internacional de la autora en 2006. La editorial Malabar publicó Insecto en España, en versión castellana (muy antiestética, tanto en el tipo de letra como en el diseño de la portada) y catalana (todo lo contrario). Todos los relatos versan sobre las relaciones entre madres e hijas, aunque también, secundariamente, sobre la locura, la soledad y ese prescindible capítulo de nuestras vidas llamado adolescencia.
En las páginas de esta obra imprescindible, los personajes nos hablan coloquialmente, sin pretensiones literarias, como si escribieran en su diario personal o se hablaran a sí mismos en voz baja. En ese tono coloquial, con tranquilidad pasmosa, nos explican auténticos horrores, situaciones insoportables, traumáticas, que nos golpean como un martillazo. Los finales acostumbran a ser muy sorprendentes y, precisamente para no estropearos la sorpresa, en esta anotación he evitado, siempre que ha sido posible, citar el título del relato. También os he añadido en los enlaces de escritoras la página web destinada a la obra de Claire Castillon.
Una idea sobre el contenido de los relatos que aquí os recomiendo es el que narra las sospechas de una madre, convencida de que su marido entra por las noches en la habitación de su hija para violarla. Pues bien, entre la acción y la inacción, opta decididamente por la segunda. Es mejor no ver, no oír, no decir nada. Sería demasiado violento, piensa, y no está dispuesta a romper la armonía familiar. Otra se acuesta con su yerno, a sabiendas de que, si lo descubre, destrozará a su hija para siempre. Otra ve en su hija un bonito objeto que decorar para ofrecérselo, delicadamente, a un hombre que la convertirá en una desgraciada. Son diversos los relatos que retratan madres asfixiantes, controladoras, que desearían fundirse con sus hijas hasta el punto de impedirles cualquier desarrollo; como si intentaran mantenerlas para siempre en su útero cerrado que va, poco a poco, asfixiando al feto que no puede nacer. El ejemplo extremo lo encontramos en dos relatos sobre madres que envenenan a sus hijas con medicamentos e incluso con sus propios excrementos para así dedicar su vida a cuidarlas constantemente (el conocido Síndrome de Münchhausen por poderes).
Una de las tipologías de madre especialmente odiosa que encontramos en Insecto es el de aquéllas que no desean tener hijos pero que, sintiéndose obligadas a ello por amor a sus maridos, o por no haber sabido poner los medios oportunos para evitarlo, no pueden establecer vínculos emocionales con sus hijas, hasta el punto de abandonarlas en el hospital, días después del parto, o lanzarlas de una patada a la carretera desde un coche en marcha.
Divididas entre el amor y el odio, las hijas-víctimas de estas madres monstruosas lograrán rebelarse a veces (en un caso extremo, hasta el asesinato), pero también a veces se someterán, vencidas, a las maldades de sus madres porque las aman, y porque entregándose a ellas se manitenen, aunque sea artificialmente, en el dorado paraíso fetal, lejos de cualquier obligación, lejos del mundo, lejos, en definitiva, de ellas mismas.
En “La hora del correo“, Castillon nos habla de cómo nació su vocación literaria: como una forma de ser libre y escapar de la soledad y la angustia, producidas por la madre.
También hay hijas insecto. El caso más claro quizás sea el de “Peleas”, en el que una hija maltrata física y psicológicamente a su madre. En otro relato una adolescente, egoista y estúpida, maltrata psicológicamente a su madre, enferma de un cáncer terminal, porque estropea su felicidad, su imagen (¿cómo ir por la calle con una señora colgada de tu brazo, de tez amarillenta y con peluca?), y le obliga a ver, en los signos inequívocos de la enfermedad y su avance imparable, que pronto estará sola. También hay hijas que ocultan las infidelidades del padre, teóricamente para que su madre no sufra, en en fondo porque no desean que se rompa la unidad familiar. O hijas que se niegan a ver el grado de dependencia y debilidad de sus madres ancianas, y las fuerzan hasta el punto de provocar su muerte.
En Insecto encontramos también figuras masculinas, en ocasiones retratadas con piedad e incluso simpatía por la autora, como el caso del padre que mira, cómplice, a la hija que, como él, está obligada a soportar la pesadez y las tonterías de una madre neurótica e infantil. En ocasiones son una interferencia molesta entre madres e hijas, que volverán a unirse, sin embargo, en la muerte.
Algunos relatos muestran una faz más amable de las relaciones entre madres e hijas, todo lo amable, claro está, que lo permita la mirada inmisericorde de la autora. En uno de los relatos se plasma la enfermiza dependencia entre una madre y una hija que no se soportan, que se aburren soberanamente la una con la otra, pero que se llaman por teléfono, invariablemente, cada día, porque están las dos igualmente solas y, por tanto, se necesitan.
Ni siquiera la dedicatoria de esta obra puede dejarnos indiferentes: Claire Castillon los dedica a su madre. ¿Son las protagonistas de sus relatos terribles reflejos de su propia madre desnaturalitzada, de un insecto? ¿O dedica su libro a la madre, quizás, agradecida por no haber sido uno de estos monstruos? La misma duda en Insecto y en la narrativa de Flavia Company, donde las relaciones entre madre e hija son complejas, generalmente tensas, faltas de comunicación (como en su novela Luz de hielo). En Dame placer, la madre es demasiado exigente con su hija, hasta el punto de ser distante y no aceptarla tal y como es; en Melalcor Company va más allá y nos muestra una madre tradicional y conservadora que tolera, sin darle ninguna importancia, las palizas que su marido propina a su hija. Frente a esta imagen en la narrativa, en su blog Company nos muestra la imagen de su madre real, con fotografía incluída: era una mujer muy singular. Apasionada, vital, compleja, sensible, divertida, tierna, culta, inteligente. Muy cariñosa. Amiga de sus amigos. Y una madre excepcional (http://fcompany.blogspot.com/2009/09/en-recuerdo-de-laura-navau-rosanena.html). ¿Coincidencia o desencuentro entre realidad y ficción en la obra narrativa de Company y de Castillon?

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