Madrid 2020: nos tienen manía, fijo

Publicado el 08 septiembre 2013 por Vigilis @vigilis
No puedo decir que me alegre o me dé pena que Madrid no sea sede de los JJ.OO. en 2020. No tenía una opinión formada. Sé que los Juegos son un despilfarro enorme, sé que lo de tener las infraestructuras muy avanzadas es un cuento para tontos, pero también sé que el deporte es algo muy inocente que crea actitudes gregarias, unión de voluntades, solidaridad intragrupo y todas estas cosas de la psicología del comportamiento que son aprovechadas por los amigos de quienes inflan los presupuestos. Algo así como objetivos de segunda generación.

Tal vez no haya sido la mejor idea del mundo enviar a un cortador de jamones a Buenos Aires. De los casi 100 miembros del COI que votaban, hay unos quince que pudieron considerar eso bastante insultante. Es lo que llamo el problema de ser un paleto. Pensar que en todas partes la gente se comporta y busca lo mismo que tus amigotes. Otro motivo para la vergüenza ajena lo encuentro en imitar a los Rústicos en Dinerolandia y desembarcar una delegación de casi 200 personas, incluyendo a gente tan vinculada con el deporte como Amaia Salamanca o mi archienemigo, la infanta doña Pilar. Gente tan poco simpática como los japoneses tenían una delegación que era la mitad de la española, ¿en qué diablos estaban pensando? ¿En obtener la sede por pena? ¿En ganar Miss Simpatía?
Hay algo profundamente malo en vender tu país como la Casa de la Alegria. Sí es cierto que España tiene muchas cosas que ofrecer en los deportes y posiblemente Madrid sea uno de los mejores sitios del mundo para organizar unos JJOO, pero no sólo cuenta eso. No basta con ser el graciosillo, insistir en la matraca de sol y fiesta nos está matando. Mientras las autoridades continúen con la idea de la posguerra de vender este país como un lugar donde tomar una relaxing cup of café con leche, nadie nos va a tomar en serio.
Todo el país puesto como un escenario donde se interpreta una farsa. Miles de personas en la Puerta de Alcalá imbuidas de espíritu olímpico que en cuanto escucharon la decisión del COI empezaron a corear "¡hijos de puta! ¡hijos de puta!". El país-corrala. La aldea primordial donde un analfabeto le abre la cabeza de un sillazo a su vecino por moverle el mojón que marca sus lindes.
Cuando veo esas presentaciones de por dónde irán teóricos carriles-bici conectando teóricos estadios de volley-playa súpermodernos, no dejo de pensar en que hace tan solo tres generaciones por esos lugares se estaban pegando tiros. Ciertamente en todas las capitales europeas se estaban pegando tiros hace ochenta años, sin embargo, unos países decidieron dar un paso adelante y nosotros decidimos conformarnos con el cura, el farmacéutico y el cacique. Estados Unidos no es un país simpático: declara guerras unilateralmente, es objeto de crítica constante, fríe a retrasados en la silla eléctrica y sin embargo todos los cerebritos del mundo mojan sus bragas por ir a trabajar en alguna de sus universidades. Alemania es un precioso país lleno de nietos y bisnietos de oficiales de las SS y sin embargo hoy tiene el liderazgo político de Europa. Parece que las prioridades fuera de España son distintas. Ser simpático no le importa a nadie.
Leía a alguien que decía que tan acostumbrados están nuestros políticos en tratarnos como a imbéciles que se piensan que pueden hacer lo mismo con los extranjeros. Estoy de acuerdo con esa frase. ¿Dónde vas a un evento internacional a vender un producto sin tener ni pajolera idea de otro idioma que no es el tuyo? Ojo, que no está nada mal saber castellano y tiene más sentido como lengua olímpica que el francés, pero aún así, allá donde fueres haz lo que vieres. Nada, ni eso. La alcaldesa por accidente sin pizca de gracia, el presidente que tenía que leer su discurso, un montón de botarates egresados de nuestra decimonónica idea de la administración pública y delante de todos el príncipe de Asturias.

Muy preocupantes los mensajes en twitter alabando al príncipe: qué bien habla, etc. Ostrás, lo único que tiene que hacer es hablar, si eso no lo hace bien, apaga y vámonos. ¿Alguien pensaba que iba a desabrocharse la camisa y seccionarse un pezón con un abrecartas?
En Atenas te cuentan que gracias a las olimpiadas tienen nuevas infraestructuras que resultaron muy útiles para la ciudad. Al mismo tiempo lamentan que la mitad de los estadios son hoy carísimos picódromos que todavía están pagando. Eso no sería problema en Madrid, ya que se pueden "reinventar" y "poner en valor" como "contenedores culturales". En serio, hay una subespecie de extraterrestres relacionada con el poder que nos está volviendo a todos más tontos por momentos. Dicen que un nuevo modelo de crecimiento para España estará fuertemente basado en el diseño y siempre que leo algo al respecto me pregunto por dónde se fabrican las cosas que sirven para diseñar.
Pero no quiero que parezca esto un lamento por la oportunidad perdida. Yo no he perdido nada, ni el 90% de los españoles que —a la prensa nacional le sorprenderá— no somos de Madrid. En este sentido, la idea de la oportunidad perdida está ciertamente relacionada con un manido mantra del victimismo nacional: el del contubernio internacional. Pues no hay ningún contubernio: tras el empate con Estambul, quienes apoyaron a Tokio pasaron a apoyar a los agarenos porque eran el rival más débil. Simple aritmética.
Otra idea que algún día habrá que tratar: no podemos estar en la eterna montaña rusa de creernos los mejores cuando ganamos y los peores cuando perdemos. Este es un país bastante normal, con unas cosas muy buenas y otras malas.
Por cierto, que alguien le diga a esta señora lo que cuesta un café con leche en la plaza Mayor de Madrid: