Ya os informé hace un tiempo (en otro artículo) de que en diciembre se pusieron en marcha varias nuevas rutas de Alta Velocidad. Aparte del enlace Madrid-Valencia (que incluye a Cuenca y Albacete), se puso en marcha un enlace de Alta Velocidad entre Figueres y París. A falta de la puesta en marcha de la línea de Alta Velocidad entre Barcelona y Figueres, este ya es un primer paso en la buena dirección.
Notre Dame de París
(JMBigas, Marzo 2011)
Para festejar el advenimiento de la primavera, decidí probar este nuevo enlace para finales de Marzo. Para hacer la ruta completa desde Madrid a París, tenía que reservar billete en tres trenes diferentes. El billete de TGV desde Figueres-Vilafant a París Gare de Lyon lo reservé en la web de los Ferrocarriles Franceses sin problema justo pasado Reyes. Al mismo tiempo pude reservar en la web de Renfe una plaza en el tren Alvia que constituye el enlace internacional entre Barcelona y Figueres-Vilafant.Sin embargo, no pude comprar todavía mi billete para el AVE Madrid-Barcelona en esas fechas, pues las plazas para finales de Marzo no estaban todavía a la venta. Tras un intercambio epistolar con Renfe, el único resultado fue que eso es lo que había, y que debía esperar hasta que salieran a la venta, en un momento posterior que no me supieron precisar. Al final pude, por fin, comprar un billete en el AVE a Barcelona hacia finales de Enero (solamente dos meses antes del viaje). Y es que, como ya comenté, en estas cosas a Renfe le faltan todavía un par de hervores.El resultado económico fue el siguiente:- El AVE a Barcelona me salió gratis, ya que disponía de unos poquitos puntos en la Tarjeta Club Ave, pero suficientes para pagar la tarifa Turista de 47€ que pude obtener con esa antelación.- El Alvia de enlace desde Barcelona-Sants a Figueres-Vilafant (en clase única) me costó 9,25€.- El TGV francés desde Figueres a París, en Primera Clase, me costó unos 70€.Lo que sigue es la crónica de este viaje, escrita en su mayoría durante el propio recorrido, gracias a un pequeño Netbook que llevaba conmigo.
Acceso de taxis al edificio principal de Puerta de Atocha.
Al fondo, pequeño parking P1
(JMBigas, Marzo 2011)
Me levanté esta mañana de miércoles en un Madrid lluvioso a las seis. Tras las abluciones matinales propias, para las siete recogí la ropa de la lavadora y organicé el lavavajillas, y para las siete y quince ya estaba a punto para cuando llegara el taxi a mi domicilio, que había encargado la víspera para las siete y veinte de la mañana.Ya no llovía, e incluso podría parecer que tenía una cierta idea de escampar.A la hora precisa, vi que llegó el taxi, e inmediatamente me llamó al teléfono fijo un robot para anunciarme que “el coche número … nueve … tres … está en el lugar de recogida”. Bajé el equipaje, y para Puerta de Atocha que nos fuimos los cuatro (taxi, taxista, equipaje y yo).
Panel de salidas en Puerta de Atocha
(JMBigas, Marzo 2011)
Para las ocho menos cuarto ya estábamos en Puerta de Atocha, pues a esa hora, el tráfico hacia el centro todavía era más bien tenue. Por primera vez en mi vida, pagué al taxista con tarjeta. Tuvo que poner en marcha el pirulo (se disculpó el taxista por la pequeña tardanza), pero todo funcionó a la perfección.Tras el cigarrito de rigor (que ya no podría tener réplica hasta que llegara a Barcelona Sants, y con el equipaje a cuestas saliera a la p... calle para fumarme otro) me bajé al vestíbulo de Salidas, con idea de desayunar algo en La Barrila, el bar bastante grande que hay ahí.Claro que entre las siete y media y las nueve de la mañana, hay muchos trenes AVE que abandonan Puerta de Atocha hacia Barcelona, Sevilla, Málaga, Valencia,...
Acceso al vestíbulo de Salidas en Puerta de Atocha
(JMBigas, Marzo 2011)
Lo que significa, por supuesto, aglomeración de clientes en el bar, y todos con prisa, pues los trenes no esperan a que uno se termine de tomar el café con calma. El mostrador, sinuoso pero de más de treinta metros lineales, estaba servido por no más de tres o cuatro camareros/as, todos importados, por supuesto, de algunas otras tierras, muy posiblemente más cálidas que estas.
El camarero al que, parece ser, le tocaba atender mi trocito de barra era del estilo de “ahora voy, y luego vuelvo”. Un pedido a la vez, anotar, servir, cobrar. Y luego, el siguiente. Se me situó al lado una señora ya mayor, pero muy atractiva sin duda en su juventud, que parecía venir de algún viaje lejano en avión, y que enlazaba hacia Sevilla más tarde que yo. Llevaba carita de cansancio, la señora.Viendo la desidia con que nos trataba el camarero que nos tocó en suerte, nos mirábamos de vez en cuando la señora y yo, y me decía, “si es que somos los más tontos de toda la barra”.
A bordo del AVE Madrid-Barcelona, en Puerta de Atocha
(JMBigas, Marzo 2011)
Finalmente, conseguí que me sirviera un café con leche (en vaso de cartón, por si tenía que salir por piernas) y un croissant. Le pedí la leche tibia, pero eso ya era demasiado para su memoria volátil. Me trajo un café ardiente y difícil de tragar con rapidez.Pero bueno, se superó el trance. Pude desayunar algo, y abordar mi tren en tiempo y forma. A las ocho y media en punto, salíamos de Puerta de Atocha, en dirección a Barcelona.
Parados en Zaragoza-Delicias
(JMBigas, Marzo 2011)
El tren iba atestado, por lo menos hasta Zaragoza, donde bajó mucha gente. Yo me fui al baño (los diuréticos matinales implican cierta esclavitud) y a la cafetería, donde me tomé un bocadillo caliente de jamón y queso y una cerveza. De nuevo pagué con tarjeta. Son casi las diez y media de la mañana y sólo he sacado del bolsillo dos euros y medio para pagar el café y croissant. Un milagro.
Pasando junto a las industrias químicas de Tarragona
(JMBigas, Marzo 2011)
Ya hemos pasado Zaragoza y vamos camino de Lérida (donde no para este tren) y Barcelona-Sants, donde esperamos llegar hacia las 11.22 de la mañana.El tren llegó con, al menos, cinco o diez minutos de antelación respecto al horario previsto, como ya viene siendo habitual. En Sants dispuse de más de una hora y media de tiempo, hasta embarcar de nuevo en el Alvia con destino a Figueres-Vilafant, para enlazar allí con el TGV dirección París. Podía haber escogido el AVE para una hora más tarde, pero eso sólo me hubiera dado unos doce minutos para el enlace, y me pareció exageradamente estresante para empezar así un viaje tan apasionante.
Frente a la Estación de Barcelona-Sants
(JMBigas, Marzo 2011)
Lo primero que sucedió, claro, fueron varios cigarritos en la puerta de la estación, con mi equipaje sobre un cómodo carrito. Desde antes de las ocho hasta pasadas las once ya constituye un período de abstinencia nicotínica suficiente. Hice varias fotos de los alrededores de la estación. Pero, especialmente de la zona de la parada de taxis, que está resuelta bastante malamente. Sólo hay dos filas de coches para embarcar, y yo siempre he visto colas formadas ahí de varias docenas de personas esperando su turno, y bastante más cuando se acumula la llegada de trenes que transportan, principalmente, personas en viaje de trabajo. Tendrán que darle una vuelta a este tema.
Una papelera puede ser una mesa improvisada para un trile
palpadineros entre taxistas
(JMBigas, Marzo 2011)
Aparte, da la sensación de que los taxistas, mientras esperan, se entregan a juegos bastante inconfesables. Me pareció ver un trile organizado de modo casi espontáneo, donde seguro que circula el dinero más de lo que debiera. Por otra parte, había alguien por la zona (no sé si sería un taxista alterado) dando voces y forzando a los demás taxistas a moverse con prontitud y celeridad, como si tuviera prisa por algún motivo no desvelado. O quizá es que llevaba más en la cabeza que en los pies. Y sólo era mediodía.Una de las veces que salí a fumar un cigarrito, me encontré con dos tipos curiosos. Uno, español, estaba fumando y bebiendo un vaso de cerveza grande del McDonalds. Sintió la necesidad de explicarme que preguntó si se podía pedir bebida sin comida, y que le dieron esa cerveza tan grande, y que a ver si le iban a tomar por alcohólico.
Cola de pasajeros para coger un taxi, en Barcelona-Sants
(JMBigas, Marzo 2011)
El otro chaval, escuchimizado, tímido, con gafitas y un ligero ceceo, estaba intentando comunicarse con el de la cerveza en algún idioma común, sin mucho éxito. El chico resultó ser de Toulouse, y se iba para su casa, compartiendo conmigo parte del camino (hasta Narbonne). Estaba preocupado por si el control del equipaje tomaba mucho tiempo (ya ves tú, pasar los bultos por la cinta y recogerlos al otro lado). Y también por si luego, en el tren, había que apagar todos los dispositivos electrónicos como en el avión. En fin, una especie de marciano en viaje de estudios. El hombre de la cerveza de repente le espetó y por qué no eliminásteis al Real Madrid. Yo intenté aclararle que esos eran de Lyon, y el chaval de Toulouse. Pero me respondió si acaso no son todos franceses. Viajar para ver.
Esperando junto a la vía 12 a la salida del Alvia a Figueres
(JMBigas, Marzo 2011)
En uno de los cafés de la estación compré una pequeña coca de hojaldre con almendras, para comerla luego en el tren. La ausencia absoluta de esta especialidad (cocas en todas sus formas, de panadero, de hojaldre, de chicharrones, con almendras o piñones,...) en la oferta gastronómica de Madrid es de lo que peor llevo de vivir en la capital. En una máquina expendedora compré una botellita de agua Font Vella.Pasadas las doce y media me acercé a la zona de la via 12, donde estaba anunciado el tren a Figueres-Vilafant para la una en punto. Tuve que esperar unos minutos, junto a docena y media de otros viajeros, hasta que ya pudimos bajar al andén, y montar en el Alvia. Se trata de un tren moderno, con solamente tres o cuatro coches, pero en el que no creo que fuéramos más de una veintena de personas, más algunos franceses que montaron más tarde en la estación de Girona.
Interior del Alvia de enlace, entre Barcelona y
Figueres-Vilafant
(JMBigas, Marzo 2011)
Nada más montar, procedí a la degustación de la coca que había comprado en la estación (que estaba bastante rica), y conseguí, utilizando la bolsita en que me la sirvieron, que casi no soltase migajas al suelo – o a mis propios pantalones -). Me bebí la botella de agua, y busqué una papelera en el tren, para tirarlo todo. La más cercana parecía atorada (no se abría la trampilla), y tuve que ir al siguiente coche. Utilicé también el baño para discapacitados (enorme y muy funcional). Este tren no tiene cafetería (sólo es un trayecto de media distancia), pero sí una pequeña zona con un par de máquinas expendedoras (la de snacks, en la que se veía el contenido, estaba prácticamente desabastecida del todo). La de agua y refrescos, no lo sé.
Obras para la Línea de Alta Velocidad, en la periferia
Norte de Barcelona
(JMBigas, Marzo 2011)
Teníamos que llegar a la estación de Figueres-Vilafant a las 14.40, pero llegamos con algunos minutos de retraso. Buena parte del recorrido está bordeado por obras de diversa intensidad, preparando el advenimiento definitivo de la línea de alta Velocidad desde Barcelona hasta la frontera francesa. Se supone que debería llegar en uno o dos años.La estación de Figueres-Vilafant es nueva, y se encuentra en medio del campo. Realmente se encuentra en el municipio de Vilafant, que es un pueblecito de los alrededores de Figueres, pero está en mitad de ninguna parte. Se supone que será la estación de Figueres para la Alta Velocidad. Es decir, el AVE no entrará al casco urbano de Figueres, sino que la bordeará.
Andén en Figueres-Vilafant. A la izquierda, el Alvia de
Barcelona. A la derecha, el TGV de París
(JMBigas, Marzo 2011)
Esta estación está prácticamente inactiva todo el día, por el momento, salvo los dos trenes en cada sentido que enlazan desde Barcelona a París.Me pareció que, aparte de la treintena de personas que veníamos en el Alvia desde Barcelona, algunos viajeros habían venido directamente a la estación de Figueres-Vilafant para abordar el TGV dirección París.
En las dos vías del mismo andén, se baja del Alvia en el que vinimos desde Barcelona, y se monta en el TGV que nos llevará a Perpignan, Narbonne, Béziers, Montpellier, Nimes, Valence TGV y, finalmente, Paris Gare de Lyon. Cuestión de un par de minutos.
TGV Duplex, esperando partir de Figueres-Vilafant
hacia París Gare de Lyon
(JMBigas, Marzo 2011)
Mi plaza en el TGV, de Primera Clase, era una butaca aislada (en filas de 2+1) en el piso superior de esa composición relativamente corta (solamente seis o siete coches).
A las 15.02 en punto, arrancó el tren. En pocos minutos, entramos en el nuevo túnel de Le Perthus, que permite el tráfico de Alta Velocidad, esquivando el angosto corredor costero de PortBou/Cerbère.
De Figueres salimos muy pocos viajeros montados en el TGV que era, además, de composición simple, pero Duplex, eso dí, de dos pisos. En mi coche, en el piso superior sólo íbamos dos viajeros.
Interior del piso superior de Primera Clase, en el TGV
Dúplex, dirección París
(JMBigas, Marzo 2011)
Sí hay que destacar que el personal del TGV intentaba hablar castellano, y todos los avisos de megafonía se daban, también, en castellano. Con éxito desigual, eso sí.
En menos de media hora, llegamos a Perpignan. Su estación está rotulada como “El Centre del Món” (así, en catalán), atendiendo a una boutade que le gustaba soltar a Salvador Dalí: que el Centro del Mundo estaba en la cúpula de la estación de Perpignan/Perpinyá (que en los dos idiomas está rotulada hoy en día).En la estación de Perpignan nos anunciaron una maniobra, y creo que enlazaron una segunda composición, con lo que, a partir de ahí, el tren ya pasó a ser de longitud respetable. Ignoro si la segunda composición nacía en Perpignan, o ya provenía de algún otro lugar.
Al fondo, cumbres nevadas de los Pirineos, antes de
entrar al túnel de Le Perthus
(JMBigas, Marzo 2011)
Poco después de las cuatro, paramos de nuevo en Narbonne, donde los viajeros podían enlazar con trenes en dirección a Toulouse y Bordeaux. Allí supongo que bajaría el francés tirillas de Sants, pero ya le había perdido la pista.El viaje siguió sin novedad, con paradas en Béziers, Montpellier Saint Roch, Nimes y Valence TGV. Creo que, desde Nimes, la línea ya es de Alta Velocidad de verdad. Y, desde Valence, viajamos ya directamente, sin más paradas, a toda velocidad hasta París Gare de Lyon.Llegamos a París algo después de las ocho y media de la tarde, sobre el horario previsto.
Estación de Perpignan/Perpinyá
El Centre del Món
(JMBigas, Marzo 2011)
En resumen, prácticamente doce horas desde mi salida de Madrid. Cuando esté totalmente en funcionamiento la línea de Alta Velocidad entre Barcelona y la frontera francesa, y no sea necesario cambiar de tren en Barcelona, seguramente se podrá realizar este trayecto en unas nueve horas. Y si, algún día, los franceses ultiman el trazado de Alta Velocidad, posiblemente se pudiera hacer el trayecto completo entre Madrid y París por esta ruta en algo menos de ocho horas.Teóricamente, el enlace ferroviario de Alta Velocidad entre Madrid y París debería poder realizarse en el futuro en unas seis o siete horas por la ruta más natural (Irún-Burdeos). Pero el trazado está mucho más atrasado. Desde Burdeos a París se puede viajar hoy en TGV en algo más de tres horas. Pero, hasta Poitiers, más o menos, el trazado es solamente de velocidad alta (máx de 200km/h). Y, entre Madrid y Burdeos (casi ochocientos kilómetros), prácticamente no existe todavía infraestructura de Alta Velocidad más que el trayecto Madrid-Valladolid.
Desde Valence, ya no hubo más paradas hasta París
(JMBigas, Marzo 2011)
Pero, de momento, ya se puede viajar (de día) en ferrocarril entre Madrid y París por un precio a partir de unos 110 Euros por trayecto, en unas doce horas. Como comparación, volví el domingo de París a Madrid en avión, con Vueling, por 73 Euros; desde el hotel en París a mi casa en Madrid, puerta a puerta, el viaje me tomó unas seis horas (dos de vuelo, más aproximaciones y esperas). Ya os contaré también las peripecias de esa parte del viaje.Mucho tiene que hervir todavía el cocido.JMBA