Madrid, ¡quien te ha visto y quien te ve!

Publicado el 06 octubre 2013 por Rgalmazan @RGAlmazan

Desde el Viejo Profesor, la alcaldía de Madrid ha bajado muchos peldaños. Su nivel, hoy subterráneo, ha hecho que esta magnífica ciudad haya quedado por los suelos, sin alicientes ni para turistas ni locales, con suciedad y, sobre todo, con una deuda que la pone en cabeza de Europa. La decadencia ha sido exponencial.

Lo moderno, la alegría, la movida de los años 80 han sido sustituidos por la tristeza, la suciedad y el cutrerío de hoy. Madrid se ha convertido en una ciudad invivible, segundona y calamitosa. No cuenta con eventos deportivos o musicales de primer nivel como antaño, sus calles están más sucias que antes, el transporte público es el más caro de este país y la sensación de agobio tanto en coche como a pié, se hace a menudo insoportable.

El precio de los museos ha subido considerablemente y la asistencia a los mismos ha sufrido una fuerte bajada, por ejemplo, las visitas al Museo del Prado para 2013 bajarán el 25%. Por no hablar del movimiento de pasajeros en el aeropuerto de Barajas, que a finales del S. XX, doblaba en cantidad al de Barcelona. De ahí que se viera la necesidad de construir una mega-terminal, la 4 y una nueva pista, además de alargar las otras. Hoy el aeropuerto de Barcelona ha sobrepasado el número de pasajeros de Madrid y la T-4 de la capital se encuentra infrautilizada, cuando se hablaba, hace quince años de construir un nuevo aeropuerto. Los turistas en la capital han bajado un 22%.

La causa, unos políticos desvergonzados, desde hace veinte años, tres alcaldes: Álvarez del Manzano, Ruiz Gallardón y Ana Botella han hecho de esta ciudad, de mi ciudad, un verdadero desastre. Una ciudad perdida, con vida vegetativa, sucia y decadente.

Recordar a Álvarez del Manzano es algo que me da grima. Un tipo incapaz, que lo mejor que hacía era cantar villancicos –y había que oírle—, fue el primero empeñado en hacer a Madrid, sede olímpica, y de lo demás, poco que decir, salvo que con su reinado se inició el deterioro de la capital. Si no fuera porque después ha llegado, por arte de birlibirloque, Ana Botella, diría que es el alcalde más torpe, soso e inútil que ha tenido esta ciudad, en toda la época democrática.

Y qué decir de Gallardón, ese faraón, capaz de hacer obras faraónicas que han hecho de Madrid la capital de Europa más endeudada. Y todo para nada, o para poco. Siguió con el empeño de Madrid sede olímpica y ya sabemos como ha terminado todo. Inversiones deportivas que no tienen posible aprovechamiento al no celebrarse los JJ.OO. Eso sí, un traslado de la sede municipal, por el que el gran faraón se gastó por su remodelación 500 millones de euros. Su despacho, hoy habitado por Ana Bottle, es más grande y más lujoso que el de Obama en la Casa Blanca. Como tiene que ser. Se le conoce por haber traído a nuestra ciudad las dos tuneladoras más grandes del mundo y haber agujereado Madrid para que transcurriera por debajo la M30, y a la vez pagar una mil-millonada que ha dejado a la ciudad endeudada por los restos de los restos.

Menos mal que nos llegó, por obra del Espíritu de Gallardón, nuestra “amada” Ana Bottle, bien conocida por la mujer de…, único mérito que tiene, bueno ese y el de tomar una relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor. Un desastre, una mujer incapaz que no tiene sentido del ridículo, superando en esta faceta al mismo Álvarez del Manzano.

En fin, Madrid no merece a estos políticos aunque, los dos primeros hayan sido votados, que la tercera ha sido colocada. Es más necesario que nunca, una verdadera alternativa para sacar a esta ciudad de este estado de monotonía, apatía y tristeza en el que estos peperos la han colocado. Queda un año y medio. Es el momento para que se encuentre una verdadera alternativa desde la izquierda, que, a mi parecer debería estar encabezada por algún personaje ilustre conocedor de Madrid. Los portavoces de la oposición de hoy, tanto de IU como del PSOE, no tienen la categoría y la fuerza que se necesita para esta difícil empresa. Es hora de empezar a pensar en 2015, so pena de que nos hayamos rendido a la desvergüenza y la mediocridad.

Salud y República