Los participantes de las Marchas por la Dignidad se dirigen hacia Madrid para mostrar el rechazo unánime a las políticas aplicadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, "que ahogan a los ciudadanos y les abocan a la pobreza". A estos caminantes les mueve el convencimiento de que la crisis se puede y se debe gestionar de otra manera y quieren visualizar su enfado y su reproche en lo que esperan que sea una de las manifestaciones más multitudinarias vistas hasta la fecha en la capital de España. Quieren tomar Madrid el día 22 de marzo y reclamar bien alto esos derechos fundamentales, "pan, trabajo y vivienda de los que se está privando a gran parte de la ciudadanía". Pues privatizar servicios públicos se traduce privar de ellos a los que más lo necesitan.
Mientras grandes sectores de la ciudadanía madrileña se disponen a recibir a estas marchas con la dignidad que traen en su lema, la derecha en el poder se apresta a reprimirlas de palabra y obra. Así, Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid y gran vampirizador de la Sanidad pública de esta región, ha arremetido contra un movimiento que, según su torticera versión, "bajo la apariencia de reivindicar empleo, sanidad o derechos" propone, "un llamamiento a la revolución, a la subversión del orden constitucional, al incumplimiento de la ley y de los compromisos internacionales y a tomar la calle". En su cínica desmesura, González ha llegado a comparar a los protagonistas de las marchas con el movimiento nazi griego Amanecer Dorado. Aunque, conociendo sus orígenes, no es difícil imaginar que, llegado el caso, sería precisamente González el que se apresuraría a lucir un uniforme con correajes.
Por su parte, la Policía prepara un gran dispositivo de seguridad. En total serán movilizados alrededor de 1.700 agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los antidisturbios, una cifra que incluso supera los enormes despliegues que se activaron para blindar el Congreso de los Diputados el 25 de septiembre de 2012 y en manifestaciones posteriores.
Demasiado despliegue de potencial represivo frente a un movimiento que, entre sus reivindicaciones, incluye la Renta Básica de Ciudadanía. Una propuesta de justicia social sobre la que Attac Madrid cuenta con un Observatorio específico en el que sus miembros venimos trabajando desde el año 2000. Y también en este blog pueden encontrarse varios artículos al respecto.
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