Madrid + Verano = Piscina

Por Belen
Seguimos con las operaciones matemáticas. Esta es imprescindible, necesaria. Si vives en Madrid, y pasas parte del verano en la ciudad, impepinablemente necesitas cerca una piscina, sino estás perdido.
Mientras hemos estado en la playa el peque ha estado feliz, bañito diario, remojo incluso dos veces al día (solo algunos días, que yo no podía más). Incluso los días de más calor, no hemos tenido queja, ha estado tranquilo, divertido y feliz.
Pero cuando hemos regresado a Madrid la cosa ha cambiado. Hace muchíiiiiiiiiisimo calor, eso es evidente, y claro aquí no tenemos un sitio en el que bañarnos a diario. Me explico, allí teníamos la playita, y aquí podíamos suplirlo por la piscina. Por desgracia, en mi comunidad, no hay piscina.
Ayer le llevamos a una Municipal, una que frecuentábamos el año pasado, y la cosa cambió. No salió del agua, estaba contento, tranquilo, se divirtió un montón. A las 9 estábamos en casa (solo fuimos por la tarde), agotado y contento, lo cual nos permitió cenar a una hora decente y acostarle sin problemas.
Con esto me doy cuenta de la penita que me da no vivir en un piso que tenga piscina entre sus comodidades. Quizá yo no lo usara tanto, pero con el niño iba a ser un salvavidas importante. Sin salir de casa estaríamos fresquitos y entretenidos. Además él ya va siendo más mayor y se mueve solo en el agua. Pero claro no me voy a cambiar de casa por ese motivo :))
El caso es que ya me he hecho una lista de piscinas municipales cercanas a donde vivo para poder visitar y así elegir la que más nos guste. Porque está claro que en esta ciudad y su soporífero verano uno no puede estar sin un charquito en el que meter el culete.

Además el calor hace o que él esté más pesado o que mi paciencia haya desaparecido. Todo el día encima mío, queriendo jugar conmigo. Pero, ¿no se supone que ya debería jugar más tiempo solo?, ¿entretenerse con sus juguetes?. Tiene una imaginación increíble y cuando le viene a él en gana se pone a saltar, cantar y bailar solo, con la gata o con sus coches. Pero llevamos unos días que no puedo dar dos pasos (literalmente) sin tenerle encima con su frase estrella:

- "Mamá, quiero estar contigo".

¡¡Coñe!!, pero si estás conmigo las 24 horas del día. Pero parece que no es suficiente, quiere toda, absolutamente toda mi atención. Y claro, si una tiene que hacer mil cosas, o mil veinticinco, el tema se torna complicado.

Y luego viene su segunda frase estelar:

- "Mamá, ¿dónde vamos hoy?".

Así que me paso el día haciendo planes para poder divertir al niño y así hacerle el día soportable. Pero claro, llevo varios días pasando mucho tiempo fuera de casa. Y eso trae consecuencias: no se come, o se come peor, no se limpia, no se plancha, no se hace ná de ná en casa. Y aunque lo importante es el peque, la comodidad del hogar no es moco de pavo.

El caso es que estoy agotada. Han aparecido unas bolsas sospechosas bajo los ojos, y este calor no me deja ni respirar por la noche. Al final acabo a las 4 de la mañana en el sofá porque en el salón corre más fresco. Parece que mi marido me ha desterrado de la cama.

Si alquien me ofrece trabajo y vivienda en el Pirineo me voy ya mismito.