Madrugada

Publicado el 22 octubre 2018 por Aurisecular

Obra que se estrenó en los años 50, pero por Buero no pasa el tiempo. Es cierto que Madrugada no es una de las obras más emblemáticas del autor, por lo que apenas hay estudios sobre ella y sin embargo a los alumnos les gusta (como todas las escritas por este grande del teatro); entienden la obra y son capaces de empatizar con Amalia, la protagonista. La estructura está planteada como policial; al leerla parece que nos encontremos sumidos en una novela negra y Amalia nos lleva por donde quiere hasta dar con la solución, con el porqué de ese tormento que han vivido su marido y ella durante los últimos seis meses de vida de él.

Pero escribía teatro, y esta obra participa, como todas las suyas, de las caracte rísticas que lo distinguen, pues la ética del ser humano está por encima de todo lo demás.

Esta situación, en la que los familiares están a punto de descubrir el engaño en más de una ocasión,

atrapa al espectador pues consigue acrecentar en él la tensión que se va acumulando con el paso del tiempo, las campanadas del reloj nos van avisando de la llegada inexorable de la madrugada en la que la enfermera, que ha estado cuidando a Mauricio, se irá a su trabajo y vendrán los encargados del funeral. Amalia consigue descubrir la verdad al final y es entonces cuando comprende por qué su marido ha hecho ese reparto y comprende que la quería de verdad.

La técnica de utilizar sólo un espacio también es propia de Buero, en este caso la habitación juega un papel importante en la sensación de angustia de Amalia. Los personajes quieren traspasar la puerta de la habitación de Mauricio, pero no pueden (aunque lo hagan en alguna ocasión); la enfermera no debe salir de dicha habitación, aunque sea al final, al irse a trabajar, cuando lo haga y confiese que Mauricio llevaba muerto dos horas y media (antes de que todos llegaran). Este contratiempo, esta lucha por la no invasión del espacio que Mónica ha preparado para cada uno, la engrandece, pues incluso sus respuestas dudosas consiguen una gran espectacularidad propia de la intriga.

Es cierto que el matrimonio lo podría haber hablado todo antes de la muerte de Mauricio, pero creo que la intención de Buero no era la de crear un simple melodrama

LORENZO.-La felicito Amalia. Ha sabido engañarnos a todos. Pero, ¿qué se proponía?

LEONOR.- ¡Entonces, estamos desheredados!...

Si tenemos en cuenta la fecha en la que fue escrita recordaremos que la mujer se debía a su marido, el hombre era el que decidía qué y cuándo diría o haría tal cosa; así pues mientras él vivió, Amalia no se plantea ningún descubrimiento. Lo que la sobrepasa es encontrarse de pronto casada, con mucho dinero, sola y sin saber exactamente por qué.

LEANDRO.-(Asqueado lo suelta) ¡Me propuso sacarte dinero si te lograba! y por negarme..., nos calumnió a los dos, ante Mauricio, aquella tarde!

Aunque también es cierto que en este comportamiento regular es donde observamos su cobardía "¡Que me voy! ¡Vámonos Leonor! ¡Mónica, ven!".

Por último las acotaciones son funcionales, aunque decisivas para realizar la kinésica y proxémica de los personajes, consiguiendo su finalidad: descifrar con eficacia el significado real y metafórico del texto:

Madrugada supone una catarsis en el público, pues se ve reflejado y obligado a meditar sobre su propia purificación ante situaciones en las que el egoísmo, la avaricia o la envidia lo invadan. Necesitamos tanto el miedo a ser descubiertos como la misericordia para nuestros defectos más ocultos.

No creo en el posibilismo de Buero Vallejo, aquél del que se le acusó que empleaba para poder estrenar en una época en la que reinaba la censura. Puede que escribiera sus obras teniendo eso en cuenta, pero al tratar temas universales podemos trasladarlas a cualquier época y lugar, sólo hemos de contextualizarlas en cada momento. Esa es la grandeza del teatro de Buero y eso es lo que encuentro como predominante.