Madurez y adolescencia

Por Kheldar @KheldarArainai

Voy a elaborar un escrito con el propósito de transmitir un poquito de información al respecto de la madurez, un aspecto que se va desarrollando durante la adolescencia de las personas y cuyas vivencias durante este proceso pueden resultar determinantes en el resultado de su maduración emocional y racional, para bien o para mal.

Tal vez algunos entiendan los fundamentos que guían a otros a afirmar ciertas cosas al respecto de las enseñanzas que transmiten, pero… Fundamentar sus enseñanzas en la premisa de que nos relacionemos tan sólo con personas inmaduras, deja mucho que desear.

 Se puede partir de la base de que un adolescente es una persona “en maduración”, a pesar de que los expertos se obcecan en señalarlos como “inmaduros”. La madurez varía en función de la experiencia vital y el aprendizaje de cada uno… Sumemos más.

Las estimaciones proponen que el sistema nervioso central madura en torno a los 19 años y es entonces cuando aparece la capacitación total de las funciones mentales. Como he mencionado anteriormente, durante las etapas anteriores a este hecho; las personas reciben estímulos e influencias que afectan a su procesamiento de la emoción, la razón y el equilibrio entre ambos extremos que es necesario para el futuro de sus vidas.

Estos procesos de maduración, requieren del contraste de la información y los puntos de vista o creencias que la persona sostiene. Es así como la persona se autoafirma para integrarse de manera óptima en la sociedad… No obstante, en ocasiones esta autoafirmación se hace tomando como ejemplo conductas o creencias inadecuadas y/o peligrosas para uno mismo y para los demás.

Tomando esto desde una perspectiva biológica, podemos decir que ocurre por las siguientes causas:

  • Una plasticidad neural típica de un circuito en proceso de desarrollo.
  • El proceso de recubrimiento de mielina de los axones (que ocurre de atrás a delante, siendo el lóbulo prefrontal el último en ser cubierto).

Los lóbulos prefrontales son los responsables de moderar la conducta de las personas a través de reprimir o inhibir las emociones o los impulsos. Tienen una función de importancia en las siguientes cuestiones:

  • Toma de decisiones
  • Procesado de los sentimientos
  • Planificación de estrategias

La mielinización completa del cerebro ayuda a transmitir el potencial de acción de manera más rápida. Esto estabiliza a su vez el razonamiento, e incrementa la capacidad de aprendizaje. En ello hay además una proporción directa: cuanto más aprendes más mielina produces, y viceversa. Es por ello que el refuerzo del aprendizaje es una de las medidas más eficaces para favorecer la maduración de la persona.

La intensidad y exigencia del aprendizaje causa un génesis neuronal en zonas como el hipocampo (lugar donde se almacena la memoria a largo plazo), y dichas neuronas “emigran” a otros lugares más activos con la finalidad de recibir la información que deberán almacenar. Una vez allí, es donde maduran y se cargan de información, o por el contrario se deterioran y atrofian.

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Regresando al espectro conductual del asunto, la conducta de adolescentes (y de personas supuestamente maduras, dicho sea de paso) se rige la mayor parte de las veces por impulsos y fenómenos emocionales, más que racionales.

Es por ello que algunas personas buscan novedades en sus vidas, y están sin ser conscientes de ello, dispuestos a adquirir conductas arriesgadas, inadaptativas y “atrevidas”: promiscuidad exagerada, toxicomanía, conductas violentas (robos, peleas, agresiones), desobediencia y rebeldía, etc

En gran parte de las ocasiones se deja guiar por influencia del grupo y presión social. En ocasiones, buscará la aceptación imitando la conducta general de su grupo o adoptará sus mismas creencias y puntos de vista tratando de favorecer su integración dentro del mismo, cuestión que suele causar una adicción al grupo y los temas comunes que tienen.

[Fin de la primera parte - Continúa en parte 2]