La revelación de que el gobierno de Nicolás Maduro habían convocado a los delegados en Venezuela de Air Europa, BBVA, Iberia Mapfre, Meliá, Repsol y Telefónica, entre otros, para insinuarles que sus compañías serían expropiadas allí si no se censuraban en España las informaciones negativas sobre Podemos y sobre el régimen bolivariano le fue confirmada a este cronista por fuentes de dos compañías amenazadas.
El chantaje, divulgado primero por un periódico madrileño, espera que el miedo de esas empresas a ser expropiadas en Venezuela les haga amenazar a los medios españoles con retirarles su publicidad --de la que viven-- si no cambian su línea informativa.
Es la doctrina de Podemos según la cual la libertad de prensa no existe, sino que los propietarios de los medios apelan a ella para defender sus propios intereses o los de su “casta”.
Así, como en los regímenes fascistas y comunistas, “la verdad informativa” se impondrá a favor de las ambiciones de Podemos y del régimen chavista, “representantes del pueblo”.
El caso de Podemos es sorprendente: fueron las televisiones privadas, primero la derechista Intereconomía, las que dieron cobijo y convirtieron en fenómeno social a sus fundadores.
Fueron el vehículo que popularizó a un hábil comunicador, el pequeño Pablo Iglesias, que aprovechó el momento de rabia y desconcierto de parte de la sociedad para atraerla hacia un rupturismo suicida frente a la Constitución, base de nuestra libertades, y tomar camino de la ruina y de la corrupción chavista, que patrocinaron los de Podemos mientras cobrabas buenas soldadas.
Fuentes fiables creen que desde 2004 el arruinado régimen bolivariano le entregó a estos Adelantados españoles “en” las Indias, cargados de baratijas y cuentas de cristal ideológicas, al menos cuatro millones de euros para su buen vivir mientras creaban en España, también como Adelantados, pero “de” las Indias, una sucursal bolivariana.
Objetivo alcanzado, al parecer, con notable éxito de público y crítica.
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SALAS