Al ver lo que ocurre en el vecino país de Venezuela, preferí optar por escribir sobre la crisis que hoy atraviesan.
En el vecino país aún quedaban algunos vestigios de democracia, vestigios que fueron barridos y desaparecidos tras la votación del pasado 30 de julio de la ilegitima constituyente. Como lo han dicho ya los lacayos del chavomadurismo, al quedar instalada “formalmente” la constituyente el jueves 03 de agosto, lo único que tendrá “valor” en Venezuela será el “carnet de la patria”, documento empleado por quienes militan en el partido de gobierno. Y es que ese es uno de los objetivos de la tal Asamblea Nacional Constituyente (ANC): suprimir de la vida política toda expresión ajena al oficialismo, y dejar tan solo un único partido político, que en este caso sería el PSUV. Además de eso, el poder legislativo –con mayorías opositoras en este momento- será abolido. Se terminará de cooptar los entes que hagan falta o aquellos que han venido mostrando descontento y desaprobación a las prácticas de Diosdado y Maduro, como por ejemplo la Fiscalía. Súmele a eso respetado lector, que los medios de comunicación, todos, sin excepción alguna, serán de la línea de gobierno, no se aceptará la crítica, por lo menos no públicamente. Palabras más, palabras menos, el gobierno venezolano se quitará de una vez por todas el antifaz de democracia y madurará a dictadura, tal cual como ocurre en Cuba. Esos son tan solo unos poquitos puntos que tratarán en la espuria ANC.
Es aquí donde el ciudadano de a pie, no solo de Venezuela, sino del mundo, se pregunta: ¿para qué sirve la ONU?, ¿para qué sirve la OEA?, ¿para qué sirven todos esos organismos internacionales si al ver lo que ocurre en Venezuela no realizan alguna acción contundente? También enfurece a muchos ver como el gobierno de Colombia se rasga las vestiduras por el fraude electoral de la constituyente, cuando ese mismo gobierno se robó el Plebiscito del pasado 2 de octubre. Incoherencias políticas, éticas y morales de ciertos “líderes” del continente que no se entienden.
El pueblo venezolano necesita del respaldo internacional, pero no palabras, de esas les sobran. Necesitan hechos, acciones que fortalezcan el espíritu de lucha de la oposición. Basta ya de paños de aguas tibias; ante la magnitud de la crisis se requieren grandes soluciones. Ojalá las Fuerzas Armadas venezolanas recapacitaran y apuntaran sus armas al palacio de Miraflores.
Anhelamos el fin del nefando gobierno de Venezuela y la instauración de la democracia. Colombia está aún a tiempo de rechazar el camino del vecino país, debemos mirar el espejo. Que no nos ocurra lo que a nuestros hermanos venezolanos, que cuando se dieron cuenta de lo que tenían encima era demasiado tarde, y por ende la lucha demasiado difícil. En Colombia estamos a tiempo.
Andrés Saavedra @AndresSaavedra_TwittearEnviar este artículo a tus seguidores