¿Maduro sigue en Miraflores?

Publicado el 11 abril 2019 por Jmartoranoster
Escrito por Pasqualina Curcio Curcio Esta es la pegunta que todas las mañanas, con molestia y cada vez mayor desespero hace Trump a sus empleados de la CIA: ¿Por qué si hemos aplicado todos los manuales para derrocar gobiernos democráticos y ensayado con cada una de las doctrinas y armas de guerra no convencional, Maduro sigue mandando en Venezuela? Comenzamos presionando a las empresas transnacionales para que generaran escasez de bienes esenciales. Luego decidimos bloquearles las transacciones financieras. Como a ningún otro país les hemos atacado su moneda e inducido una hiperinflación. He perdido la cuenta del número de sanciones que he firmado. Les robamos CITGO, un oro que tienen en Inglaterra y un dinero en Euroclear. Intentamos desencadenar una guerra civil. Financiamos a esos grupos de la supuesta resistencia que se creyeron el cuento de ser los libertadores. Con el apoyo de nuestros medios de comunicación y de Almagro pretendimos hacer creer al mundo que Maduro es un dictador. Que es el responsable de una crisis humanitaria que tampoco hemos logrado generar. Llegamos al punto de convocar nosotros mismos la marcha del 23 de enero, para que hubiese por lo menos un grupito de personas que garantizase el show de autoproclamación de Guaidó. A él y otros más les hemos pagado para que convenzan a la FANB de dar un golpe de Estado. Los hemos amenazado de intervención militar. Les boicoteamos la electricidad, el agua, las comunicaciones, el transporte…y Maduro sigue allí. Cabizbajos responden los halcones: Cuentan con una estrategia de guerra que no tenemos codificada: la unión cívico militar. Fue un invento de Chávez. Estamos descifrando de qué se trata y cómo funciona. Los apoyan buenos amigos: los rusos con juguetes bélicos de última generación y los chinos con su nueva creación, el petro-yuan-oro. Ambos transitan una supuesta ruta que es de seda. Creemos que se trata de otro código militar. Lo estamos descifrando. No solo es Maduro. Es todo un ejército. Son millones. Están organizados y muy bien armados de ideas y consciencia. Tienen tomadas las calles en campamentos que llaman tribunas antiimperialistas. Hay algo que debe saber que nos preocupa, Señor Presidente: hay un tal Rondón que dicen no ha peleado todavía. Nuestros funcionarios de inteligencia siguen investigando quién es y qué rango tiene. Esta es la pegunta que todas las mañanas, con molestia y cada vez mayor desespero hace Trump a sus empleados de la CIA: ¿Por qué si hemos aplicado todos los manuales para derrocar gobiernos democráticos y ensayado con cada una de las doctrinas y armas de guerra no convencional, Maduro sigue mandando en Venezuela? Comenzamos presionando a las empresas transnacionales para que generaran escasez de bienes esenciales. Luego decidimos bloquearles las transacciones financieras. Como a ningún otro país les hemos atacado su moneda e inducido una hiperinflación. He perdido la cuenta del número de sanciones que he firmado. Les robamos CITGO, un oro que tienen en Inglaterra y un dinero en Euroclear. Intentamos desencadenar una guerra civil. Financiamos a esos grupos de la supuesta resistencia que se creyeron el cuento de ser los libertadores. Con el apoyo de nuestros medios de comunicación y de Almagro pretendimos hacer creer al mundo que Maduro es un dictador. Que es el responsable de una crisis humanitaria que tampoco hemos logrado generar. Llegamos al punto de convocar nosotros mismos la marcha del 23 de enero, para que hubiese por lo menos un grupito de personas que garantizase el show de autoproclamación de Guaidó. A él y otros más les hemos pagado para que convenzan a la FANB de dar un golpe de Estado. Los hemos amenazado de intervención militar. Les boicoteamos la electricidad, el agua, las comunicaciones, el transporte…y Maduro sigue allí. Cabizbajos responden los halcones: Cuentan con una estrategia de guerra que no tenemos codificada: la unión cívico militar. Fue un invento de Chávez. Estamos descifrando de qué se trata y cómo funciona. Los apoyan buenos amigos: los rusos con juguetes bélicos de última generación y los chinos con su nueva creación, el petro-yuan-oro. Ambos transitan una supuesta ruta que es de seda. Creemos que se trata de otro código militar. Lo estamos descifrando. No solo es Maduro. Es todo un ejército. Son millones. Están organizados y muy bien armados de ideas y consciencia. Tienen tomadas las calles en campamentos que llaman tribunas antiimperialistas. Hay algo que debe saber que nos preocupa, Señor Presidente: hay un tal Rondón que dicen no ha peleado todavía. Nuestros funcionarios de inteligencia siguen investigando quién es y qué rango tiene.