La reciente “acampada vida” de un grupo minúsculo de jóvenes antiabortistas es el enésimo ejemplo de “crear agenda” que la ultraderecha es capaz de hacer en este país. No entraré en el debate (que en el twitter está que arde) que hay de fondo en la acampada antiabortista de plaza del Sol, sino en un tema de fondo y es en la capacidad de con poca relevancia social conseguir condicionar la agenda política del país.
6 jóvenes deciden acampar en contra del aborto. Una cifra más que insignificante, pero logran conseguir ellos solos lo que no consiguen 200 trabajadores que protestan por sus derechos laborales, la atención del “TDT-party” y focalizar un falso debate en internet.
Durante los últimos 2 años hemos vivido como el debate de la crisis alrededor se ha ido retorciendo de alrededor de la reforma del sistema financiero, el control de flujos de capitales especulativos o la reforma del sistema económico europeo ha pasado a otros temas muy secundarios:
- Primero desviar la atención hacia el mercado laboral y sus “rigideces”, algo que podría estar relacionado con las soluciones de la crisis (aunque visto el éxito de las diversas reformas que se han aplicado en la UE es más que cuestionable) pero que no entra en el fondo del problema. Es cierto que nuestro mercado laboral debería ser más eficiente, pero eso es tanto en una situación de crisis como de bonanza, no ataja la sangría de desempleo que sufrimos por la caída de la burbuja especulativa.
- Segundo desviar del foco de la atención de los grandes y pequeños capitales especulativos hacia otros agentes sociales: el cuestionamiento de los sindicatos cuando son el último mono de las instituciones (no tienen potencia de cambiar leyes ni tampoco son los que controlan los capitales) y de vez en cuando de las patronales (los penúltimos monos de estas instituciones ya que tampoco es que tengan “mando en plaza” sobre las decisiones de los empresarios), alejándolo de los decisores económicos: agencias de valoración de deuda, directrices económicas de la UE realizadas por políticos neoconservadores, grandes corporaciones bancarias.
- Tercero, conseguir que los debates que pueda haber cuestionando las reformas económicas o legislativas pase a un segundo plano en el momento que hay una huelga general y el debate pase a ser sobre los derechos a huelga o los sindicatos.
Todo esto a través del gota a gota desinformativo y manipulador, lanzado desde la red y de forma organizada y orquestada, incluso aprovechando los canales “más progresistas”: condicionando a través de la “creación de agenda” las editoriales incluso de los medios progresistas, como utilizando a través de mensajes reconvertidos de forma atractiva para los sectores más populistas del izquierdismo que se mueven por la red.
Este último movimiento ha sido muy hábil. La extrema derecha española se quedó muy sorprendida, desarmada y sin saber de donde venían las movilizaciones del #15M, pero una vez superada la sorpresa incial ha visto el filón, ha puesto la primera de sus acampadas y con media docena de voluntarios ha conseguido sacar de la agenda de debate (a menos ahora en internet) el debate sobre los costes de la visita del Santo Padre hacia el debate sobre la ley del aborto (algo que como sociedad tenemos casi tan superado como la ley del divorcio).