Maestro Siruela

Publicado el 08 marzo 2011 por Equagliano @quiquequagliano

Siempre escuché a mi abuela llamar a alguien “Maestro Ciruela” (con “C”, al menos asi lo interpretaba yo), cuando el sujeto en cuestión hablaba con autoridad de un tema acerca del cual era totalmente ignorante. Como yo era chico y no entendía muy bien que tenía que ver ser un chanta con esa fruta que a mi me gustaba tanto (las rojas, sobre todo), nunca le presté mayor atención al asunto.

Con los años la frase cayó en desuso, y creo que no volví a saber de ella hasta esta mañana: alguien comentó algo al respecto en un post que estaba leyendo, haciendo la aclaración “maestro siruela (no, no es un error ortográfico)”. Y claro, esas cosas disparan mi curiosidad hacia la red/libro/artículo/etc., lo que sea que sirva para resolver el desafío me planteó la aclaración. Desafío sencillito, claro, pero útil para desasnarse un poco.

Finalmente, me quedé con un artículo de La Nación del 8 de marzo del 2009, escrito a partir de la avalancha de correo que recibió la redacción del diario a causa de lo que muchos lectores consideraron una desafortunada falta de ortografía por parte del humorista Nik: le había hecho decir a Gaturro, “maestrita Siruela”.

Según el artículo en cuestión, la expresión nada tienen que ver las ciruelas. Siruela es un pueblo de la provincia extremeña de Badajoz y el maestro Siruela es un personaje proverbial, surgido del ingenio popular. Se desconoce si el dicho corresponde a un hecho real o fue inventado y quedó para siempre como una crítica burlona sobre la persona ignorante que habla u opina sobre una cosa que desconoce.

Según afirmó el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Luis Barcia, consultado para la ocasión, el refrán original es “como el maestro de Siruela que no sabía leer y puso escuela”. El lingüista comentó además que “ya el maestro José María Sbarbi, en su gran diccionario de refranes, aclaraba en la década del 40 que la gente suele confundir el pueblo de Siruela con la ciruela”.

Parece claro que no hay en el refrán ninguna referencia histórica ni intención de burlarse de los maestros del pueblo de Siruela. Una simple rima, es todo.