Quienes tuvieron como asignatura obligatoria la Formación del Espíritu Nacional bajo el franquismo descubren ahora en los libros y las actividades de numerosos colegios catalanes y vascos, y en un número no desdeñable de gallegos, que están formando nuevas generaciones con una conciencia nacionalocalista heredera de la de entonces.
Gran parte de los forjados bajo el franquismo resultó más inteligente de lo que esperaba el régimen y abrazó la libertad con tal energía que hasta el concepto falangista de España “unidad de destino en lo universal”, resultó ridiculizado, lo que facilitó, a la vez, el renacimiento de los nacionalismos en al menos tres autonomías.
Y como las matrioskas rusas, figuras que contienen otras menores, aquellos maestros de “por el Imperio hacia Dios” fueron heredados por otros que están creando sin oposición del Estado imperios más pequeños amparándose en los idiomas autonómicos.
Sobre esas lenguas, como el español idioma único de los falangistas, se crean nuevas geografías pequeño-imperiales codiciando conquistar tierras limítrofes, y se manipula la historia para dar la imagen de pertenecer a viejos y grandes países colonizados por Castilla.
Niegan a la vez que desde hace al menos medio milenio catalanes, gallegos y vascos formaron esa España cuya lengua franca era el castellano que se hablaba por igual que las lenguas autóctonas; incluso durante el franquismo, aunque este no las protegía ni les concedía capacidad legislativa ni medios para divulgarlas.
Ahora, en numerosos colegios catalanes se señala y persigue a los hijos de quienes no participan en liturgias nacionalistas, como los de los guardias civiles.
Como los niños de los rojos o de los disidentes durante el franquismo, los que no son de la manada nacionalista sufren la persecución reservada a los traidores a la pequeña patria que exige ser universal.
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SALAS
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OTRAS COSAS: EN OTROS PAÍSES VEN TAMBIÉN ASÍ EL POPULISMO NACIONALISTA E IZQUIERDISTA, AMBOS AUTOPROCLAMADOS ANTIFACHAS