Mafia política

Publicado el 19 enero 2011 por Franky
Quousque tandem, Catalina, abutere patientia nostra; quamdiu furor tuus nos eludet? Las formas mafiosas que Cicerón denosta en las Catilinarias, renacen en España, a fin de amedrentar y domeñar a los políticos; eso es lo que vienen haciendo fanáticos de la extrema derecha, elementos de la izquierda radical o, como dice P. Molina, sindicalistas enfurecidos por la reducción de liberados a la mitad en Murcia, donde el pasado 22 de Diciembre, comenzó una espiral de protestas con actos de intimidación, amenazas e insultos a consejeros y familiares por parte, se dice, de cargos socialistas y sindicalistas, hasta que culminar en la salvajada cometida con el consejero de Cultura; no han sido aceptados los recortes económicos que aplica la Junta Murciana, que son muy parecidos a los que ha acometido R. Zapatero por imposición europea y curiosamente nadie ha rechistado contra él.

Esperemos que, con la primera detención de ayer se abran nuevas perspectivas y se aclare la dialéctica de los ataques y los puños americanos. La agresividad y la violencia, al desasirse de los valores tradicionales y de las virtudes cristianas, se han incrustado en el alma social y aflora por doquier; hoy aún son una excepción en España, pero pueden ir en aumento, si las organizaciones políticas no tratan de erradicar de raíz esas actitudes agresivas e intolerantes. Los sindicatos con Marcelino Camacho y N. Redondo se ganaron con su dignidad y honradez el respeto y el aplauso en la Transición; después, sin democratizarse y sin vivir de las cuotas de sus afiliados, se han hecho simples beneficiarios de ayudas y subvenciones insultantes y millonarias procedentes de dineros públicos, a lo que han unido las reprochables y negadas actuaciones de los piquetes; entre las prebendas de la actividad sindical está la del elevado número de los liberados cuya reducción es una exigencia imprescindible para la saludable economía de las arcas públicas.

Nosotros no podemos creer que los honrados socialistas y los correctos sindicalistas estén implicados en actos tan nefandos. La sociedad debe luchar contra el escepticismo y restablecer la sana credibilidad política e institucional mediante la limpieza en el obrar con justicia y verdad; es preciso insistir sin descanso en la erradicación de las formas y actitudes violentas, despectivas y fanáticas; los partidos políticos han de propugnar la concordia, el pacto y diálogo y eliminar las dinámicas de acoso que conducen a la inquina, la ofensiva y la vejación. Esperamos que pronto se aclaren los hechos brutales y se de con los culpables.



C. Mudarra