Es tan obsceno este artículo que perfectamente puede resucitar un muerto. Porque ya pocas cosas nos sorprenden pero estos caraduras de las finanzas, los leones neocon, son insaciables e inaccesibles al desaliento. Ellos a lo suyo, eso sí, tocando las partes blandas a los demás y sin inmutarse, ni mover un músculo de sus preciosos emolumentos. Con ellos no va la guerra. Lo suyo es instigar, pedir a los demás y sonreír, y, si se fijan, siempre sonriendo. Son profesionales de la mala baba con la sonrisa en la boca.
Me refiero a los que mandan, los que dan las órdenes que siguen los gobiernos --a los llamados “los mercados”-- y con las cuales nos cortan y recortan nuestras retribuciones, nos solicitan sacrificios y nos imponen sus reglas de juego. Eso sí, sin inmutarse y sin que todo lo que pregonan para los demás les llegue a ellos. Precisamente ellos, responsables de la crisis.
A estos lamentables individuos pertenecen los directivos del FMI, los de la OCDE, el BCE, la CE, o sea los Strauss-Kahn, Gurría, Trichet o Barroso. Con salarios que hacen temblar la crisis. Pero hoy voy a hablar de uno especial que todavía no he nombrado. Me refiero a MAFO, ya saben Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el gobernador del Banco de España.
Sí, me refiero a ese vocero que está dando palmas con los últimos recortes que ha acometido el gobierno Zapatero y que lleva más de un año pidiendo ajustes y bajar la indemnización por despido, entre otras lindezas.
Bueno pues este tipejo de tres al cuarto, colocado por Zapatero –hay que ver qué ojo tiene el presidente para colocar, en ciertos puestos de gran responsabilidad, a gente de confianza, recordemos también a Carlos Dívar y al próximo Defensor del Pueblo, Paco Vázquez –-, este elemento reaccionario se niega a decir cuánto cobra y naturalmente nadie sabe cuándo y cuánto se sube el sueldo, mientras vocea para que las víctimas de la crisis sean quienes la paguen. El único dato es que en 2008, el salario medio de los funcionarios del Banco de España era de 82.252 euros y que subió casi el 6%, muy por encima de la inflación. Si esa es la media de la tropa, no podemos ni imaginarnos cuánto ganará el capitán.
Y llega la hora de las preguntas: ¿Desde cuándo un cargo público puede esconder lo que gana? ¿Quién le paga el salario a este predicador neocom si no somos todos los ciudadanos? ¿Cómo se puede permitir que mientras que habla de bajar el sueldo a los demás, él no diga lo que gana? ¿Hasta dónde va a llegar esta doble vara de medir? ¿Por qué el gobierno consiente que haya trabajadores públicos cuyo sueldo no sale a la luz? Los cargos públicos han de hacer públicos sus salarios. Mientras tanto, este reyezuelo de las finanzas sigue insistiendo en la necesidad de más recortes y de reformas del mercado laboral, como la bajada de la indemnización por despido.
Así es que ya saben. El “buen samaritano” solicita transparencia a todos, sacrificios a todos, legalidad a todos, pero ha dejado estallar casos, que estaban bajo su control, como los de Caja Castilla La Mancha y CajaSur, cuando ya la situación era de quiebra consumada. Eso sí, nosotros ponemos el dinero para reflotarlas y él a su aire, al fin y al cabo, le pagan, no sabemos cuánto, por hacer su trabajo. ¿Y quién controla a este tipo?
Salud y República