Magallanes: las deudas pendientes de víctimas y verdugos

Publicado el 07 septiembre 2015 por Apgrafic
Javier Gragera06.09.2015El mexicano Damián Alcázar hace una excelente interpretación de Magallanes, militar retirado que trabaja como taxista.

El debut de Salvador del Solar como director de cine es prometedor. Hay muchas cosas buenas en esta producción peruana, que tantos años le costó sacar adelante al que hasta entonces se ganaba la vida al otro lado de la cámara, frente a ella, como actor. Magallanes es un thriller apasionante, bien construido, que se sumerge en un drama enraizado en los años de violencia política para conmover las conciencias.

Magallanes está inspirada en la novela corta La Pasajera, de Alonso Cueto. Ambas historias comparten la premisa inicial: un militar en retiro, que se gana la vida como taxista informal y vive en Lima, tiene un encuentro intempestivo con una mujer que se sube a su taxi y que le traerá a la memoria antiguos sucesos de su época de acuartelamiento en Ayacucho. A partir de este punto, el libro y la película tienen tramas que siguen su propio curso, pero que de igual manera buscan explorar las consecuencias del daño interior que la guerra dejó en los dos personajes enfrentados: el taxista y la peluquera, él culpable y ella víctima, pero ambos sobrevivientes de una violencia que ha dejado heridas sin cicatrizar en sus vidas.

Magallanes logra hacer una radiografía colectiva de los efectos que la guerra dejó en la conciencia de aquellos que estuvieron directamente implicados, y sus introspecciones no resultan manidas. Hay un profundo trauma que atenaza por dentro a cada personaje –la búsqueda de perdón, la necesidad de olvidar, el terror sin consuelo, la demencia y las ansias de violencia, etc.–, y sus síntomas están presentes, son su día a día, viven transformados en personas que nunca encontrarán la paz interior. Su pasado es su presente, para siempre.

Otro de los grandes aciertos de la película es la Lima que nos muestra. Como polizones en el taxi de Magallanes, los espectadores recorremos una ciudad que identificamos y podemos sentir propia. Es un retrato sin prejuicios ni dramatismos, que solo pone en contexto a unos personajes que habitan una urbe de dos rostros contrapuestos: por un lado, la Lima coqueta que se asoma al océano desde malecones ajardinados, y por otro la Lima áspera que ha conquistado con tesón y desconcierto los despojos incómodos del desierto. La dirección de fotografía del film es más que notable, y nos regala la memorable escena en la que Celina, el personaje que interpreta Magaly Solier, inicia una huida simbólica por los cerros nocturnos de Lima. A contraluz, la figura de la mujer que corre hacia ninguna parte se antepone a una ciudad impasible y lejana que parece querer acapararlo todo. El miedo en soledad del individuo que no encuentra amparo en una colectividad que la ignora y que le da la espalda. Hay escenas que, por sí solas, justifican toda una película.
 


Magaly Solier interpreta a Celina, una peluquera que tiene que hacer frente a las deudas para salvar su negocio.

La validez de Magallanes como película está en boca de todos, y su reconocimiento es compartido tanto por la crítica como por el público. No obstante, la obra de Del Solar no es redonda y cojea ostensiblemente en algunos aspectos de la trama o de la dramatización escenográfica. “La parte criminal pudo haber sido mejor trabajada –apunta Isaac León Frías, crítico cinematográfico de la revista Somos–. A diferencia de lo que ocurre con las escenas en que se confrontan los dilemas morales, se siente una impresión desprolija en aquello en que se manifiesta la violencia, lo que produce un efecto de desbalance”.

De cualquier manera, Magallanes acumula más virtudes que defectos. Da gusto ver una buena película peruana que no solo entretiene sino que también invita a la reflexión. Porque la guerra interna dejó muchas deudas pendientes en nuestra sociedad, y a veces sucede que los que más sufrieron solo pueden expresar su dolor en quechua. Eso nunca debemos olvidarlo.

Magallanes (Perú, 2015, 109’), de Salvador Del Solar, está en cartelera en Lima en Cineplanet (Salaverry, La Molina, San Borja, San Miguel 2 y Alcázar), Cine Plaza Jesús María, Cinerama Pacífico y Cinemark Jockey Plaza.