El primer single del álbum Friogenia es Volarlo todo, la mejor canción del disco, pues sus dotes atmosféricas la identifican como ninguna otra con la idea de Friogenia. Suave como el terciopelo y aguerrida como la ira, gira y gira en un bucle ascendente y plenamente atmosférico que inunda todos los poros de nuestra piel. Volarlo todo se apodera de nosotros desde la primera escucha, e incluso ese in pass a mitad de la canción no hace sino acrecentar su calidad, siendo el ejemplo más claro de madurez de todo el disco. Sin embargo, todo comienza con el tema No tienes alma, una de las canciones que más entroncan con su anterior trabajo, pero que en esta ocasión Magnética ha sabido disfrazar con telas más oscuras para dejarle elegante y directo. El estribillo: “donde se esconden las verdades, es que no tienes alma”, se clava directamente en la ídem sin pedir permiso para ya no querer salir de ahí. Algo parecido ocurre con De 1 a 2 que se comporta como una canción que posee su propio nervio interior, aquí la asociación entre guitarras y batería nos va quedando cada vez más clara, pues producen sintonías cargadas de frío y genio: “a lo mejor te escuece, a lo mejor te jode, ya no hay más que hacer”. Del mismo modo, que un potente bajo abre Anagrama para encargarse de subirnos a ese punto irreverente que hay en las canciones de Magnética.
No te lo diría comienza lo que podríamos definir como la etapa más genuina y auténtica del disco. Ritmos que se suavizan y ganan en los pequeños matices. Espléndida para escuchar mientras te tomas un café sentado en una mecedora y dejas volar tus sueños junto a los últimos reflejos del verano. Aquí Aksel e Israel nos muestran la cara más íntima a la vez que acertada de sus últimas composiciones. Una sensación que continúa con Ley universal, donde de nuevo se dejan ver los sonidos atmosféricos que tan bien les sientan a Magnética, pues son los que mejor crean ambientes y estados mentales (un más que seguro single de este Friogenia). Juegos etéreos que se conjuran en Da igual, donde la tensión se traduce en un tira y afloja que no admite términos medios, sino que nos proporciona buenas dosis de la fuerza intrínseca que poseen Magnética. Terapia de choque es la balada del disco que nos inunda con sonidos de olas que baten la playa de una forma tranquila y soñada. Las guitarras se vuelven acústicas y los ecos de los teclados se transforman en grandes velos que nos tapan de todos los prejuicios para dejarnos disfrutar de esta canción con total libertad. Terapia de choque que nos rompe el himen de la inocencia.
La matriz inicia el último bloque de Friogenia, y lo hace cargado de una gran melodía en la que ya se aprecia con claridad el nuevo tratamiento que Magnética le ha dado a sus canciones. Compacta y envolvente suena este La matriz, como si fuera ese lugar donde los nuevos Magnética quisieran colocarse para nacer otra vez. Ocho pasos se disecciona como otro medio tiempo marca de la casa que necesita romper para subir la tensión a una canción que sabe andar por sí sola. Plena de pequeños matices, Ocho pasos echa a correr para ya nunca volver a parar… “otra vez estás midiendo bien los pasos”. Guitarras infinitas que buscan un lugar en nuestro universo. Lucha de palabras vuelve a jugar con nuestros sentidos de una forma tranquila y segura, y lo hace sin que opongamos resistencia porque ahora sí estamos seguros que no hay mejor final para este viaje iniciático que nos han propuesto Magnética.
…Volarlo todo para empezar de nuevo. Salir de las entrañas de la Tierra para vivir una nueva vida; otra totalmente diferentes y libre. Metas que ya sabes que nunca se van a cumplir. Es el tiempo de los sueños…
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.