Estoy segura que en cada casa la receta varía en función de la mano que nuestra mano que nuestra madre tenía en la cocina. Yo es que desde pequeña disfruto de un plato así, aunque ahora, la receta tiene mi toque personal.
Es una receta muy fácil de hacer, de esas que se hacen a fuego lento para que el sofrito suelte todo tu aroma y jugo. Y por supuesto no puede falta la barra de pan y unas patatas fritas caseras.
A mi es que me gusta encontrarme tropezones en la salsa de tomate y por eso añado un poco de cebolla y pimiento muy picadito. Y además uso tomate troceado o triturado, pero podéis cambiar los ingredientes por los que más os gusten.
Las cantidades podemos variarlas sin problemas. Con estas cantidades me salieron cuatro platos.
- 300 gr. carne magra de cerdo troceada (o jamón de cerdo)
- 1 lata de 500 gr. de tomate triturado (troceado o incluso frito si queremos la salsa fina)
- Una cebolla y un pimiento (opcional)
- Dos dientes de ajo
- Medio vaso de vino blanco
- Dos cucharadas de aceite de oliva
- Un pellizco de sal
1. Sofreímos la carne troceada con el aceite de oliva, cuando esté a medio hacer, añadimos la cebolla, el pimiento y los ajos muy picaditos.
2. Cocinamos unos cinco minutos, y añadimos el vino blanco. Cocinamos entre 5 y 10 minutos, para que se evapore el alcohol y añadimos el tomate triturado o troceado, y un pellizco de sal.
3. Cocinamos a fuego lento entre 20 y 30 minutos, moviendo de vez en cuando para evitar que se pegue.