Con los "angelinos" dirigirá la Primera (que ya tiene grabada y guardo como referencia incluso por su visionado on-line compartido con mi amigo Osvaldo Burgos y el océano Atlántico en medio de ambos), la Cuarta, la Sexta y la Novena así como el Adagio de la Décima (no se decanta por la "completa" de Deryck Cooke), mientras que con la ya madura Bolívar afrontará la Segunda (esa que me cautivó para siempre en Oviedo), Tercera (una de mis preferidas y más escuchadas en vivo), Quinta y Séptima.
El plato fuerte de despedida -no es un postre al uso- será mi deseada Octava con las dos orquestas juntas bajo la batuta dudameliana y esos dieciséis coros, más los solistas vocales (no todos conocidos" por Europa, donde está la sueca Anna Larsson) en el Shrine Auditorium de Los Ángeles el día 4 de febrero, al que habrá que rebautizar como San Gustavo, que además, siempre generoso, ¡repetirá todo el ciclo en Caracas! tal vez para acallar voces que clamen sólo por el espectáculo puro y duro de la ciudad más cinematográfica de U.S.A. -también la más latina- y devolver a su tierra venezolana el esfuerzo y homenaje mahleriano ("... cada sinfonía es como la vida: una pequeña locura").