Rosalía.
Si hay una escritora con pleno derecho a ser llamada rosera es nuestra Rosalía. Toda su obra poética, enmarcada en el ámbito más Naturalista del Romanticismo y el Rexurdimento galaico, hace menciones continuadas a las rosas.
Con estos dos versos que dan título a la entrada se inicia uno de los tantos poemas populares de Rosalía de Castro, publicado en su poemario Follas Novas (1820):
Maio longo... maio longo,
todo cuberto de rosas,
para algús telas de morte;
para outros telas de vodas.
Maio longo, maio longo,
fuches curto para min:
veu contigo a miña dicha,
volveu contigo a fuxir.
Más o menos, tendría esta traducción:
Largo mayo, largo mayo,
todo cubierto de rosas,
para algunos telas de muerte,
para otros, telas de bodas.
Largo mayo, largo mayo,
fuiste corto para mí:
vino contigo mi dicha,
volvió contigo a huir.
Si recordáis la entrada sobre Doña Rosita, la soltera, el ama hacía alusión al uso funerario de las flores. No cabe duda que nuestra cultura arrastra esa doble función: su uso en momentos de alegría, su uso en momentos de tristeza.
La segunda estrofa puede interpretarse como el relato de un breve amor de juventud. O, quizás, nos recuerda lo efímero del sentimiento amoroso pasional. O, yendo a un eje más simbólico, siendo la primavera el símbolo de la juventud en las edades del hombre, haga referencia la brevedad de la juventud.
Carlos Núñez ha musicalizado Maio longo:
Rosalía de Castro (1837-1885) tiene una biografía apasionante, por diferentes motivos. Su origen ilegítimo y su sexo marcaban un hándicap en la sociedad del s.XIX que ella supo resolver con plena holgura.
Se casó con el intelectual Manuel Murguía (1833-1923), mente privilegiada donde las haya. Según Marina Mayoral, no fue un matrimonio feliz en el sentido romántico del término, pero, Manuel Murguía la apoyó plenamente en su carrera literaria. Incluso cuando Rosalía se sentía algo enfadada por la poca consideración que recibía de sus colegas masculinos, y pensaba en abandonar la escritura, su esposo la animaba a continuar.
El matrimonio se movió en los círculos liberales del momento: Bécquer, Eduardo Pondal (uno de sus poemas es la letra del Himno de Galicia), Aurelio Aguirre, Elena Avendaño, Alfredo Brañas.
Manuel Murguía evoluciona hacia el galleguismo, a medida que profundiza en sus estudios históricos. De él partió la idea de crear la Real Academia Galega, junto con otros escritores que se reunían en una cafetería de A Coruña, 'A Cova Céltica', y el Centro Gallego de La Habana.
La obra rosaliana conecta directamente con el cordón umbilical del pueblo galaico. Nunca tuvo matices políticos, pero sí fue profundamente social. Hay dos temáticas que reitera: su amor por la Naturaleza, y su denuncia ante las injusticias sociales del momento. Observa y comprende las miserias a las que se ven sometidas las clases agrícolas menos pudientes, en una sociedad cuasi-feudal, como era la sociedad gallega del s.XIX. La intelectual coruñesa Concepción Arenal (1820-1893) hizo una denuncia similar, pero suscrita al ámbito industrial, preocupada por la calidad de vida de los obreros de las factorías, donde trabajaban mujeres y niños. Concepción Arenal tuvo que ir vestida de hombre a la Universidad Central (hoy día, Universidad Complutense de Madrid), por estar prohibido a las mujeres el formarse en la Universidad. Se considera que es la iniciadora del movimiento feminista en España.
Rosalía de Castro falleció a los 48 años de edad, a consecuencia de un cáncer de útero.
Tal y como decía Sienkiewicz en Quo Vadis, 'así pasó Nerón como pasan la tormenta, la guerra, el fuego y la peste', y así pasó nuestro convulso s. XIX español, cargado de inestabilidad y desgracias, pero también de mentes privilegiadas.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.