El miércoles 30 de octubre, en medio de un exclusivo cocktail y con la presencia de David Holder, Presidente de Ladurée y Vice-Presidente del Grupo Holder, se da el corte de cinta de la renombrada tienda Ladurée en Panamá y nosotros estuvimos allí para celebrar.Maison Ladurée trae a Panamá sus altamente populares Macarons, expuestos en sus más hermosas cajitas de regalo , junto con sus dulces, tés, mermeladas, velas perfumadas y un exclusivo menú de platos dulces y salados. Todos son delicadeces que funcionan perfectamente como regalo o para que uno mismo se complazca. El esfuerzo de los empaques de Ladurée hace que cada elemento que salga de la “Maison Ladurée” sea el regalo perfecto.
Los chefs de Ladurée han puesto todo su talento y "savoir –faire” para la creación de un exclusivo menú de platos dulces y salados.
Encontrarás delicias para ser ofrecidas o para ofrecer porque para Ladurée los dulces no son sólo placer, sino una filosofía.
La historia de los salones de té parisinos está íntimamente relacionada con la historia de la familia Ladurée.Todo comenzó en 1862, cuando Louis Ernest Ladurée, hombre del sudeste Francés, fundó una panadería en París situada en 16 rue Royale. En esta época, la Madeleine era un barrio de negocios en pleno desarrollo, donde los más grandes artistas del lujo francés estaban ya instalados.
En 1871, mientras el barón Haussmann daba una nueva imagen a París,un incendio permitió la transformación de la panadería en una pastelería.La decoración de la pastelería fue confiada a Jules Chéret, famoso pintor de afiches del fin de siglo.
Chéret se inspiró en las técnicas utilizadas para los techos de la capilla Sixtina y de la Ópera Garnier. Integrándolos a su obra, dio profundidad y relieve a los techos, que decoró con ángeles regordetes y en particular « El ángel Pâtissier » quien inspirará más tarde toda la carta gráfica de la Maison.Bajo el segundo imperio, los cafés se desarrollan y son cada vez más lujosos. Estos movilizan la bella sociedad parisina.Se convierten, junto con los restaurantes « chics" de Madeleine, en los lugares para citas más prestigiosos de París. El principio de siglo encuentra a París en un frenesí de salidas y diversiones. Los parisinos se precipitan a la exposición Universal. Las mujeres cambian y quieren conocer nuevas personas, pero los círculos y salones literarios no están más a la moda.
Jeanne Souchard, la esposa de Ernest Ladurée tuvo la idea de mezclar los géneros: el café parisino y la pastelería, de esta forma da nacimiento a uno de los primeros salones de té de la capital. El salón de té tendrá una ventaja cierta sobre los tradicionales cafés: poder recibir a las mujeres con toda libertad.