Pero la narración, escrita por petición directa de las hijas de la autora, no es una historia más, en ella, Maite Pagazaurtundúa, ha volcado sus ideas sobre la maldad que hay en el mundo y cómo la perciben los niños y cómo les puede ayudar el aprender a reconocer esas señales, todo ello muy bien encajado en un relato de aventuras, misterios y amistad.
La autora, hermana del policía asesinado por ETA, Joseba Pagazaurtundúa, ha vivido en propias carnes parte de lo que ahora vuelca en esta novela y, como todo, depende de la forma de contarlo. El resultado es una libro ameno, de entretenida lectura, armonioso y actual, pero ante todo, de mensaje positivo y de lectura más profunda.