Maite Pagazaurtundúa y otros valientes a quienes tanto debemos.

Publicado el 19 mayo 2019 por Mike Sala @mikesala65

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Si hay un titular que me ha impactado en estos últimos días ha sido el aparecido hoy sábado, 18 de mayo, consultando un diario digital:
Pagazaurtundúa: “hubo miles y miles de chivatos que deberían decir ‘yo soy como Josu Ternera’”
Durante los últimos días, en esta España tan rara que en demasiadas ocasiones no hay quien la entienda, la noticia de la detención del criminal dirigente de la banda terrorista ETA ha tenido gran repercusión, no solo por el hecho en sí de la detención de un terrorista que permanecía en la clandestinidad desde hacía casi dos décadas; también por las reacciones, y seguramente también la falta de reacciones, de diferentes sectores políticos y de la comunicación por todo el país. El ejemplo del socialista Eguiguren, un impresentable que debería haber salido de la vida pública hace mucho tiempo, ha sido el más clamoroso de todos. Llamar a Ternera “héroe de la retirada”, un término que no se ajusta en absoluto al papel que el ahora detenido jugó en el supuesto fin de ETA, no ha sido más que un elogio inmerecido por parte de un tibio que tiene muchos compañeros de partido bajo tierra, hacia un sanguinario criminal.
Maite Pagazaurtundúa es una mujer a cuyo lado el Valor adquiere a una dimensión máxima. Víctima del terrorismo, y luchadora incansable contra ETA y su entorno, ha concedido una entrevista a El Independiente (un diario digital que desde hace varios días no me parece tan independiente) en la que la eurodiputada incide en el terrible y casi nunca tenido en cuenta aspecto “social” del terrorismo etarra: el apoyo incondicional que una parte importante del pueblo vasco hacia los terroristas y sus sanguinarios hechos.
En la entrevista, Pagazaurtundúa compara a los vascos que se muestran incondicionales de ETA con aquella parte del pueblo alemán que recibió con los brazos abiertos al partido nazi y justificó sus crímenes. Una parte mucho mayor de lo que ahora quieren admitir algunos historiadores, exactamente igual que sucede con esos vascos que se niegan a condenar categóricamente los atentados de ETA, que califican como “víctimas del conflicto” a las víctimas del terrorismo, y que consideran, muchos de ellos ya aleccionados desde las guarderías infantiles vascas de los años ochenta, que el fin justifica los medios, incluso si esos medios tienen como resultado novecientos muertos, entre los que figuran no pocos niños fallecidos o supervivientes de atentados que han marcados sus vidas para siempre.
Lo que asegura Maite Pagazaurtundúa sobre esa parte de la sociedad vasca es rigurosamente verídico. Ella lo sabe mejor que nadie porque es de allí y ha vivido el rechazo y el acoso que cualquier vasco que se siente español puede llegar a sufrir. Yo conocí tal rechazo como forastero, y conozco a varios vascos que tuvieron que dejar su tierra por no ser partidarios de los asesinos.
Como sucede con el independentismo catalán y la prolongada tragedia que está provocando desde hace tanto tiempo, el independentismo vasco ha logrado enterrar sus raíces tan hondo en las conciencias de sus partidarios, que éstos han perdido cualquier capacidad de empatía o de diálogo con quienes no sean partidarios. La única diferencia que existe entre ambos es que el vasco ha matado mucho más y el catalán ha robado mucho más. Pero si analizamos con detenimiento el discurso que Maite Pagazaurtundúa y otras víctimas de ambos movimientos criminales sostienen desde hace años, el resto de características de ambos es prácticamente idéntico. De hecho, al independentismo catalán no parece haberle caído bien la noticia de la detención de Josu Ternera.
Lo sucedido tras la detención del indeseable Ternera es invariablemente idéntico a lo ocurrido en otras ocasiones similares en las que un significado terrorista de la banda criminal acaba en prisión. El blanqueamiento y disculpa hacia el criminal no solo procede de “su pueblo”; también hay algún político tibio, como el caso de Eguiguren, socialista condenado por maltrato a una mujer al que las feministas jamás han criticado, que no tardó ni unas pocas horas en tratar de decir algo positivo de Ternera.
Si no fuera por la gente de bien que resiste heroicamente, como es el caso de Maite Pagazaurtundúa y tantos otros que desde sus tribunas públicas o desde sus vidas anónimas resisten al odio del independentismo, éste no solo habría conseguido ya todos sus objetivos; también habría blanqueado la historia, como en otros aspectos pretende hacer la Ley de Memoria Histórica que Zapatero impuso y Rajoy continuó. No somos conscientes de lo mucho que debemos a estos verdaderos valientes. Aunque, desgraciadamente, sí hay quien sabe lo mucho que les debe y no lo manifiesta.

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