Maite R. Ochotorena: El destino de Ana H. Murria

Publicado el 26 septiembre 2017 por Libros Prohibidos @Librosprohibi2

El contradictorio sentimiento de la nostalgia

Como personaje metido en el mundo editorial, asesor, crítico y no sé qué gaitas más, me muevo en una bipolaridad cuando se trata de la portada de los libros. A los autores les digo que tienen que buscar la mejor portada posible para destacar entre el pandemonium de títulos que se publican sin parar. Por otro lado, a los lectores os digo que es un error juzgar una obra por su portada. Y así, entre dos afirmaciones que son tan ciertas como contradictorias, voy intentando sobrevivir sin recurrir a medicación. Por el momento. Todo esto para contaros que llegué a El destino de Ana H. Murria por su portada, que me pareció preciosa, con un estilo y una elegancia que no se suele encontrar en la autopublicación. Y de ahí a esta crítica, amigos.

Corre el año 1956 y Ana H. Murria vuelve a su hogar familiar en San Sebastián después de pasar los dos últimos años viviendo con una adinerada familia en Madrid. Lo que se encuentra en casa es desolador, los Murria pasan por una situación económica muy delicada, el padre está cada vez más enfermo, la madre está perdiendo la razón, la pequeña Celia está viviendo con su tía y, para colmo, Isabel, la hermana gemela de Ana, ha desaparecido. Pese a que todo esto la supera, Ana tendrá que luchar por devolver la normalidad -si es que alguna vez la tuvo- a su familia mientras, para colmo de males, al mismo tiempo tiene lugar la persecución de un asesino que está acabando con la vida de chicas jóvenes en la ciudad.

No clasifico esta obra como novela histórica ya que sigo ese principio no escrito que dice que si se trata de una historia en el pasado, pero todavía hay gente entre nosotros que ha vivido esa época, se la considera como obra actual. Pero sí puedo decir que estamos ante una historia que trata la no siempre placentera vuelta a las raíces, la lucha contra males heredados -ya sea por tu familia o por tu país-, la superación de la adversidad y el enfrentamiento con ese destino que, a veces, parece imposible de cambiar se haga lo que se haga. El destino de Ana H. Murria es una historia de nostalgia tratada desde un sentido amargo y trágico que, pese a todo, tiene la capacidad de seguir despertando ternura. Es lo mismo que me ocurre a mí con las portadas de los libros. Lo explico a continuación de esta preciosa foto de Donostia.

Ana ama a su familia pese a que ha encontrado una mucho mejor que la ha "adoptado". No puede evitar sentirse atraída por esos lazos invisibles de la sangre y de los recuerdos, que la hacen rechazar voluntariamente a su "otra" familia adinerada, que la cuida y la valora como se merece. Lo mismo ocurre con su ciudad de origen. La señorita Murria ama Donostia, pese al casi perenne mal tiempo y pese a que allí anidan sus fantasmas más profundos. En comparación con Madrid y la vida que está llevando allí, la ciudad de San Sebastián se presenta como un ancla hacia un pasado demasiado oscuro. Y, sin embargo, el amor por su ciudad natal es desbordante, como tan bien se encarga de plasmar la autora en las páginas de la obra. Podría decirse que Donostia-San Sebastián es un personaje más, que habla, se mueve y oculta no pocos secretos. Muy conseguido este efecto que tanto me gusta.

Al llegar a los llamados Relojes de la Concha, Ana se detuvo de nuevo. Eran estos dos pilares blancos gemelos, construidos en el punto central del paseo, uno a cada lado del inicio de una doble rampa de acceso a la arena, el primero coronado por un reloj, el segundo con un barómetro, ambos bien visibles desde cualquier punto de la playa. Desde allí Ana tenía una panorámica completa de la hermosa bahía, orgullo de los habitantes de San Sebastián.

Como se puede intuir con un simple vistazo a cualquier parte del texto, en El destino de Ana H. Murria nos encontramos con un estilo realista y pausado que, sin llegar a resultar lento o repetitivo, se asegura de darle a cada cosa su momento y su lugar. La autora ha puesto mucho cuidado en mostrar los detalles en el orden correcto como forma de crear tensión a la vez que construye la trama. Porque este libro tiene más de novela negra que lo que podría decirse por su portada -ya que no se debe juzgar un libro por la portada; muy bonita, por cierto, no sé si lo he comentado ya- e incluso por sus primeros capítulos.

Una vuelta por la escala de grises

El destino de Ana H. Murria es la tercera obra de la autora y se nota. Maite R. Ochotorena está en control de la situación en todo momento, conoce las reacciones del lector y juega con ello a sus anchas. Es astuta, no os fiéis de ella. Ha pergeñado una obra de gran complejidad que mezcla varios y, en principio, inverosímiles registros que dan vida a la acción y la hacen inquietante. La investigación policial, la enfermedad del padre, el paradero de la hermana, los secretos de la tía Asunción, el comportamiento de la madre, la aparición de una extraña indigente... Todo suma para crear la atmósfera de misterio que más le interesa para tener a los lectores ahí, al borde del acantilado en un día de temporal.

Sin duda, para mí este libro ha sido uno de los descubrimientos de esta temporada, lo puedo decir sin reparos. Pero tengo un inconveniente que en principio no era tan molesto, pero que fue haciéndose más y más grande mediante la historia avanzaba y que, al final, ha sido decisivo para que la valoración se quede en y no sea superior. Y es que todo en este libro me parece perfectamente creíble, menos la madre de Ana, la señora Margarita Clarín. Se trata de una mujer fría, vengativa, sádica, cruel hasta llegar a lo delirante, de la que bien se podría decir que tiene un problema psiquiátrico. Es la personificación de la maldad, pero sin dobleces, sin matices, sin una necesaria escala de grises. Me hubiera gustado conocer más a este personaje, que no fuera tan oscura, para evitar esa sensación de madrastra mala de los cuentos infantiles. Me hubiera gustado saber qué se le pasa por la cabeza, qué genera todo ese torrente de mala sangre, porque que todo venga de que no tiene la vida de lujo que le gustaría creo que no explica del todo ese comportamiento. También existe la opción de que esté loca, pero, de nuevo, creo que una historia tan compleja, tan bien trabajada y realista, se merece un personaje con mayor profundidad, que ponga al lector en la tesitura de entenderla pese a su maldad. Y, bueno, por lo ya dicho, tampoco me encaja su evolución.

La visión de Ana, desmadejada en el suelo, sacudió su corazón. Supo que su madre las había descubierto, sin duda alertada por el estropicio de la ventana. No tuvo tiempo de reaccionar. Una mano la aferró por el cabello. Enseguida notó el cuerpo de Margarita pegado al suyo. Se resistió, pataleando con toda la energía que le daban sus once años de edad. Entonces ella la arrojó contra la pared, con tal brutalidad que cayó desmayada al suelo

En resumen, no voy a decirle a nadie que no lea este libro, sino todo lo contrario. Hay que sopesar un saco de "pros" y una sola "contra", así que debe caer del lado de los libros que están bien. Es muy complejo, está escrito con paciencia y dedicación, y encierra una historia que es a la vez bonita y terrible.

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