El acto tuvo lugar en la iglesia de san Cipriano de Fontiveros, el mismo espacio donde san Juan de la Cruz fue bautizado y donde reposan los restos de su padre y de su hermano, un marco especialmente significativo para evocar su memoria. La propuesta se articula en seis escenas que van desgranando los momentos últimos de su vida.
Un narrador conduce el hilo del relato histórico, mientras ocho juglares de Fontiveros ponen voz a poemas originales compuestos para cada una de las escenas. La dimensión musical corre a cargo de Amancio Prada, que interpreta en cada momento una canción basada en textos de san Juan de la Cruz y de santa Teresa de Jesús, subrayando la hondura espiritual del conjunto.