Las últimas lluvias registradas desde primeros de abril, además de las que cayeron en la apertura de la primavera tras un inviernos extremadamente seco, beneficiarán parcialmente a los cultivos de cereales de la provincia y la región, que se encuentran en fase de crecimiento.
Varias fuentes expusieron a Lanza su valoración sobre el desarrollo de la planta y coincidieron en señalar que las lluvias primaverales están afectado de forma desigual a los campos de trigo, cebada, avena, centeno y guisantes.
“Si la cosa va bien, se perderá el 50 por ciento y si va mal, el 70 por ciento”, señala Pedro Martínez, cerealista de Ciudad Real que dibuja un panorama “malo” porque el volumen de agua recogido en las últimas jornadas no ha solventado el “estrés hídrico” que ha sufrido la planta.
De todas maneras, apuntó que en zonas como el Campo de Calatrava los cultivos “están mejor”, mientras que en otras localidades como en Calzada, Aldea, Almadén, Almuradiel o Cabezarados “se ha perdido mucho más”.
De su lado, la valoración de Cooperativas Agro-Alimentarias de España no es precisamente optimista en todos los cultivos en general y en los herbáceos en particular.
“La situación del campo no es muy halagüeña” pues la falta de lluvias dibujó durante diciembre y enero tan secos “un panorama desolador en los secanos y pastos”, y obligará, según la entidad, a los agricultores de regadío “a cambiar sus planes” ante la previsión de que escaseen los recursos hídricos.
Otro cerealista explicó que la fase de desarrollo es “muy desigual” dependiendo de la zona de la provincia, aunque “la mayoría está perdido”. En la comarca de La Mancha (entre Ciudad Real y Toledo) “está algo mejor”, si bien la planta en general “está mucho más pequeña de los 60 o 70 centímetros que tendría que tener por estas fechas”.
El cultivo de cerales de invierno registró en la pasada campaña una buena cosecha, tras el año anterior en el que se registraron lluvias torrenciales en diciembre y enero que inundaron zonas en localidades como Daimiel, Calzada o Picón.
Según los cerealistas, tras las lluvias de invierno, las condiciones óptimas para la planta serían “temperaturas suaves”, teniendo en cuenta la importancia de los fenómenos metereológicos en el crecimiento y desarrollo de los cereales de invierno.
Fuente: lanzadigital.com