—¿Cómo dices que se llama la peli?
—Bajo la luna llena.
—¡Buah! ¡Vaya coñazo! —se cambia el móvil de mano— seguro
que es de terror. ¡Odio el cine de terror!
—¿Y qué quieres? —replica ella sarcástica—. ¡En este
pueblucho la cartelera no ofrece más en sesión nocturna! ¿Prefieres la matiné y
que vean todos quién me hace estos chupetones? —grita palpándose el cuello.
—Porfa,... —vuelve a cambiarse el teléfono de lado,
esbozando una sonrisita tímida y desentrenada como si no le cupieran bien los
dientes en la boca—. No te mosquees...
Ella hace una pausa, vacía una mirada pasillo abajo por si
aparecen sus padres y cambia de tema:
—¿Cómo llevas la conjuntivitis?
—Como siempre, chata.
—...
—¿Sigues ahí?
—Claro, amor.
—Bien, aquí la cobertura es fatal —él va a lo práctico—. Tú
procura que no se enteren tus padres. Vigila.
—Entonces, ¿a las once?
—Vaaale, tú ganas... —concede él antes de colgar. Se pasa
ansioso la lengua por los colmillos y cierra la tapa del ataúd, intentando
descabezar un sueñecito.
Desde fuera se oye su queja:
—Pero, ¡cómo me jode el cine de terror!
Autor del texto: Mikel Aboitiz