El caso es que desde las 12 de la noche me encontré realmente mal..
David dormía en su cunita, pero casi siempre entre las 12 y las 2 se despierta y lo pasamos a la cama.
Entre mis dolores y que no paraba de levantarme, temía que David pasara a la cama porque no le iba a dejar dormir a él tampoco (además de que cualquier leve roce en la barriga me dolía mucho, y con él siempre recibo alguna que otra patada...)
Pero sorprendentemente, no se ha despertado para venir a la camita hasta las 6 y, cuando lo ha hecho, se ha girado y se ha cogido a papá, durmiéndose de nuevo y dejándome descansar y levantarme tranquilamente.
Como he dormido solo tres horas en toda la noche, esta mañana se ha encargado papá de ponerle el desayuno y demás. Y, tras desayunar, ha venido como siempre al sillón a ver dibujitos.
Normalmente no para quieto y, como yo estaba tumbada con ellos, temía recibir algún golpecito desafortunado.
Pero en lugar de hacer el gamberrete como siempre, se ha tumbado encima mío, tranquilito, a ver sus dibus. De vez en cuando levantaba su carita y me miraba sonriendo, hasta que le devolvía la sonrisa y se volvía a tumbar.
Así que una vez más, mi pequeño me ha sorprendido con su tremenda capacidad para la empatía y con el gran cariño con el que me cuida cuando lo necesito.
Porque, aunque a veces me cuesta creerlo, me conoce perfectamente y se da cuenta de absolutamente todo lo que me ocurre, si necesidad de decírselo.
Que orgullosa estoy de él!