MÁLAGA AGONIZA José Daniel Rojo
¿Recuerdan a Fernando Puche y cía? ¿Acaso se olvidaron de los Chopera? ¿Y de la FIT? La nueva empresa, Toros del Mediterráneo, volvió al manido tópico pero esta vez Málaga se convirtió en una plaza para colocar a dedo, para devolver favores, para mostrar a la competencia –los empresarios mexicanos vienen pisando fuerte-, que con la unión de unos pocos pueden controlar el cotarro. Y eso es lo que ellos quieren. Lo que pretenden. Lo que consiguen. Aprovecharse de la afición para comerse el trozo más grande del pastel.
Solo así ha podido gestarse el que, sin lugar a dudas, ha sido el peor cartel que ha tenido Málaga en las últimas décadas. Y de ahí, el descenso considerable de número de abonados. “El toreo es luz”, así rezaba la campaña publicitaria de la feria taurina de Málaga. Y luces, luces le han faltado a la nueva empresa para ser capaces de reconquistar a la agonizante afición malagueña.
EL IVA. INGRESO SORPRESA.
¿Y AHORA QUÉ?
Pues si la lógica y la razón se imponen en la Diputación –propietaria de la plaza-, se debiera de rescindir de manera fulminante el contrato a la empresa Toros del Mediterráneo. El asunto IVA es una falta grave y como tal, habría que ceñirse al pliego donde se especifica que en el supuesto de una falta de tal consideración, -alteración de precios-, se procedería a la rescisión del mismo. Cosa bien distinta es que traten ahora de vendernos la moto –los dos implicados- y volvamos a lo de siempre. A lo que todos ustedes conocen, lo que la prensa calla y lo que nunca conviene decir.
No es nuevo. Desde hace años Málaga navega a la deriva ante el pasotismo de quienes realmente tienen obligación de hacerla duradera en el tiempo. Málaga no es más que otro fleco que queda suelto en una fiesta que, a nivel nacional, cabalga recibiendo “guantás” por todas partes. Y así seguirá mientras no haya alguien capaz de separar cuatro poderes que deben estar bien diferenciados: el poder ganadero, el poder empresarial, el poder del torero y el poder gubernativo. Si estos cuatro poderes continúan manejando la tauromaquia al unísono, con intereses comunes, serán ellos mismos, y solos, quienes hagan desembocar la fiesta en un trágico final. Se hace extremadamente necesario que estos cuatro pilares funciones de manera independiente, pues solo así podría garantizares el correcto, y no interesado, funcionamiento del espectáculo taurino.
Necesita la Fiesta de una crítica realmente comprometida capaz de hacer frente, a carta cabal, al sistema que trata de imponer los que se dan en llamar “profesionales taurinos”. Aquí, en Málaga, la tauromaquia agoniza, y no precisamente por los insignificantes ataques antitaurinos, sino por la dictadura implantada por la taurinería andante mientras la prensa calla. Imagino que es más fácil e interesante anunciar la muerte de la tauromaquia que luchar por reanimarla, aunque sea en su último suspiro.