En 2015 se cumplen quinientos años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús y, como ocurre ante cualquier efeméride señalada, las editoriales han acudido raudas a publicar libros sobre el tema. Entre los dedicados a Santa Teresa, hay de todo: la novela histórica Y de repente, Teresa, de Jesús Sánchez Adalid (Ediciones B); una aproximación a su vida en forma de diario en Para Vos nací, de Espido Freire (Ariel); y este texto breve, Malas palabras(Lumen), firmado por una escritora joven que le da voz en un monólogo intimista y reflexivo. Cristina Morales (Granada, 1985) es licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, y se dio a conocer con Los combatientes (Caballo de Troya, 2013). Lumen publica su segunda novela junto a una reedición de El libro de la vida, la clásica autobiografía de la santa, que en esta ocasión luce una cubierta complementaria a la de Malas palabras.
La autora sitúa Malas palabras en 1462, cuando Teresa de Jesús es una mujer madura que está preparando la fundación de un nuevo convento mientras se aloja en el palacio de su amiga Luisa de la Cerda, en Toledo. Es, además, la época en la que escribe por encargo lo que más tarde se conocerá como El libro de la vida, y junto a esta obra, Morales imagina que Teresa también redacta unas notas más personales en las que se atreve a dar rienda suelta a sus pensamientos y se muestra más sincera que nunca. Estos textos, en primera persona, se dirigen a su confesor, aunque la propia Teresa sabe que nunca podrá enseñárselos por sus contenidos comprometidos, esas malas palabras que no serían bien vistas en su entorno. Por consiguiente, su relato adquiere la forma de un desahogo para sí misma, construido de un modo un tanto disperso, para emular la sensación de estar escrito en papeles sueltos y casi a escondidas, sin el propósito de novelar.
Éxtasis de Santa Teresa, Bernini
Cristina Morales
Al final, estas Malas palabrastienen bien poco de malas (y disculpad el torpe juego de palabras) y mucho de luminosas, como la mujer a la que rinden homenaje. Morales no pretende narrar la vida de Teresa de Jesús ni resumir sus aportaciones, sino encarnar a la persona con respeto y cariño, imaginar cuáles habrían sido sus confesiones más íntimas, desmitificar la imagen de señora dócil encerrada en el convento. Además, hace un gran trabajo para adaptar su registro al lenguaje de una religiosa del siglo XVI con naturalidad, sin que eso reste fluidez a la narración (no suena exactamente igual que un texto de la época, como es lógico, pero se aprecia el esfuerzo en el uso de expresiones propias de una monja y las referencias al imaginario místico-religioso). En definitiva, una buena propuesta para descubrir otra faceta de la religiosa… y para apuntar el nombre de Cristina Morales entre los autores a los que seguir la pista.Podéis empezar a leerla aquí.