Giovanni Manzoni es un capo de la mafia que participa en un programa de protección de testigos, por lo que él y su familia tienen que viajar hasta un pequeño pueblo de Normandía, donde un fontanero puede tardar dos años en ir arreglar una avería (al igual que ocurre en España), pero eso no se lo puedes hacer a un individuo que ha dirigido una red de delincuentes porque…
Malavita ha sido filmada por Luc Besson, autor de cintas de acción como Nikita, El quinto elemento o la saga de animación Arthur y los Minimoys y, la mejor de todas ellas, Adele y el misterio de la momia. En definitiva, se trata de un cineasta que no es maravilloso, pero nunca defrauda. Esta comedia negra, que se ha sacado de la manga, es bastante divertida y alguna escena se presta a la carcajada. Otras escenas son demasiado violentas, resultando una mezcla entre Quentin Tarantino y Martin Scorsese. Sin embargo, si les soy sincero, no me parece demasiado chirriante porque se entiende en un personaje de esa calaña. Por otra parte, la cinta está cargada de multitud de guiños cinéfilos, que los aficionados al cine detectarán al vuelo. En contraposición con lo positivo, la película es irregular. Presenta momentos delirantes frente a otros que atrancan el dinamismo de la historia.
El cineasta ha contado con un grupo de veteranos de lujo, donde destacan Michelle Pfeiffer y Tommy Lee Jones. Los intérpretes más jóvenes son John D´Leo y Dianna Agron, recomendada por la hija del director, ya que se considera fan de la serie Glee. La verdad es que ésta última transmite más de lo que se podía esperar.
La película, a pesar de ser un simple divertimento, bastante bien trabajado, deja entrever que la familia (el título original es The family, haciendo un homenaje a la trilogía de El padrino) es un pilar en el que se sustenta los miembros de la misma, aunque se trate de un capo de la mafia (Publicado en Pantalla90).