Tenía pensado colgar esta reseña a primera hora de la mañana, tan solo me faltaba la fotografía del marcapáginas, pero como ayer algun@s amig@s tuvieron problemas de acceso al blog he estado haciendo limpieza en el ordenador, algunas actualizaciones y he conseguido que un anónimo haya contestado mi S.O.S. en el foro de ayuda de Blogger, respuesta que me ha solucionado el problema, creo. Esta cosas, que un anónimo dedique algo de su tiempo a este blog, una pequeñez en el inmenso mundo bloguero, me emociona. Soy así de tonta. Desde aquí mis gracias al desconocid@.
Pero me estoy yendo por las ramas, o por los cerros de Úbeda, y yo aquí he venido a hablar no, como Umbral, de mi libro pero sí de un estupendo libro, el de Mercedes Pinto Maldonado Maldita (Picad en el nombre de la autora y os redirigirá a su página web). Esta reseña de hoy se inscribe en la lectura conjunta que ha organizado Lupa en su blog Acurrucada entre letras. No conocía de antes a la autora ni la novela pero el hecho de que lo organizase Lupa, y con tanto entusiasmo, me decidió a participar. Desde aquí aprovecho para enviarle un beso y un abrazo muy grande, que sé que está un poco baja de ánimo. ¡Besazos, guapa!
Y vamos ya con el libro...
Comenzaré diciendo que Maldita cuenta con ciertos elementos que no me agradan, he de admitir, en una novela: personajes malos malísimos y buenos de un bondad inimaginable, cierta imprecisión geográfica y de ambientación y situaciones inverosímiles que se nos presentan como una realidad factible. Porque hemos de reconocer que sentimientos cercanos al odio y la repulsión son los que despierta, por ejemplo, Diego, pero sin embargo amas sin remedio a Lucía, un ser angelical; porque aunque podemos deducir que se sitúa en Andalucía en la década de los 50 poco o nada sabemos del lugar en concreto; y porque, a decir verdad, la situación de Lucía no es fácil de entender fuera del contexto de la literatura de ficción.
Mercedes Pinto Maldonado
Por eso valoro tanto la novela. Y es que dicho esto he de reconocer que Maldita me ha gustado mucho, que la dura historia que Mercedes Pinto nos cuenta me ha cautivado. La verdad es que la autora juega con ventaja al erigir, inteligentemente, como la gran protagonista a Lucía, una niña no querida, maldita, inocente, pura ternura... Y quién no se posiciona al lado del inocente, del débil, del injustamente tratado. Y así Lucía y sus tribulaciones te enganchan casi desde el principio.En los años cincuenta, en el seno de una familia adinerada, con apenas dos kilos y cuarto, nace Lucía. Llega al mundo marcada por la muerte de su madre y rodeada de los secretos, los odios y rencores acumulados de las cinco generaciones que la precedieron. Su padre, un terrateniente que goza de gran poder económico y social en la comarca, la repudia desde el momento en que fue concebida y la condena a vivir el resto de su vida en una casucha. Lucía crece, completamente aislada, a merced de la familia de una hacienda vecina, y especialmente de Ángel, un joven muchacho. El encierro hace de ella una criatura especial. Es inteligente, trabajadora y dispuesta, pero incapaz de salir al exterior. Ella no lo sabe, pero ha venido al mundo a cumplir una misión: acabar con todo el resentimiento que han ido sembrando en aquellas tierras los cinco Diego del Valle que las ocuparon.
A pesar de estar estigmatizada desde antes de nacer, la valentía de Ángel, que se cuela por una pequeña grieta en su pequeño y oscuro mundo, hace de ella una criatura llena de luz. Y Maldita, como la llamara su padre, se convierte en Lucía, luz del día; aunque habrá de hacerse mujer antes de que se cumplan la palabras proféticas que su madre pronunció antes de morir.Los personajes están muy bien perfilados y definidos, tanto que se hacen casi de carne y hueso y el lector se implica de manera muy intensa en sus vivencias. Esta implicación hace que parezca un poco precipitado el final, quizá como indicador del apego que se ha establecido con ellos. Las despedidas siempre cuestan... Está contada la historia, además, con un lenguaje sencillo que construye una narración ágil y muy amena y que permite que el libro, pese a la ausencia de capítulos, se lea con facilidad y sumo gusto. Un placer que, en mi caso, habría sido incluso mayor de poder leerlo en papel. No tengo ebook y he tenido que contar con un amigo para la adquisición y lectura del libro. Mi primera experiencia Kindle me permite afirmar, ya con conocimiento, que no cambio el libro físico -con su olor a papel, el marcapáginas colocado en la página correspondiente, el exlibris en su lugar,... -por nada. Manías de una.
Mi agradecimiento a Lupa por la oportunidad de participar en esta lectura conjunta y mi sincera enhorabuena a Mercedes Pinto por esta novela, que se merece el reconocimiento de alguna editorial que permita y facilite su difusión.
Marcapáginas 119
(Este marcapáginas de hoy es un regalo de Lupa y qué mejor que ubicarlo en esta entrada)