Maldita guerra

Publicado el 12 abril 2014 por Torrens

Hace pocos días leí que entre historiadores, arqueólogos y antropólogos existe seria preocupación por los graves daños que la guerra está causando a las joyas arquitectónicas e históricas de Siria, y ponían como ejemplo que las ruinas de Palmyra ya han sufrido tres bombardeos aéreos.

Por supuesto que el principal desastre de una guerra es el humano, y aunque la mayoría de las personas que me eran más cercanas cuando estaba en Siria ya sé que están a salvo en Dubai, Turquía o el Líbano, son demasiados los inocentes que ya han muerto y los que van a morir en la guerra.

Aunque no sea tan dramático, también es preocupante que se destruyan las joyas históricas, y por eso cuando leí la noticia pasé revista mentalmente a la muchas maravillas que había visto en el país y que han sido afectadas por la maldita guerra.

Unas semanas antes de abrir el blog mandé a mis amigos una nota sobre la ciudad de Alepo que adjunto por si a alguien le interesa, y porque las dos principales maravillas que en ella menciono, la Ciudadela y el Zoco, ya han resultado parcialmente destruidas por la guerra, pero desgraciadamente otras de las bellezas que vi en Siria también han sido dañadas.

No es extraño que Palmyra se haya visto afectada por la guerra porque la ciudad de la reina Zenobia que un par de siglos antes de Jesucristo fue llevada prisionera a la capital de la Roma Imperial, donde entró con grilletes de oro macizo, y que hoy día es, o era, una de las ruinas de ciudades de la antigüedad más bellas y bien conservadas, se encuentra a poca distancia de una base de la aviación siria, lo que causaba cierto engorro al visitar las ruinas ya que era aconsejable transitar con cuidado para no entrar en zona militar porque al menos en aquella época los centinelas sirios primero disparaban y después preguntaban, aunque también es cierto que nunca daban en el blanco.

Hace unos meses se produjeron combates en Maloula cuando el ejército sirio liberó a unas monjas que habían sido secuestradas por Al Queda. Maloula, a unos 50 kilómetros al norte de Damasco, aunque en talla muy reducida y más modesta, es parecida a Petra en Jordania. Una ciudad a considerable altura, edificada en la ladera de una montaña muy rocosa, que se entremezcla entre grandes cavernas y estrechos desfiladeros, donde se encuentra el monasterio de Santa Tecla, que resultó afectado por los combates, y que es en parte edificio y en parte cueva. Maloula es uno de los poquísimos lugares del mundo, si es que hay alguno más, donde todavía se habla el Arameo, el idioma de Jesucristo, y la mayoría de su población es de religión cristiana ortodoxa, razón por la que sufrieron el ataque de Al-Queda. Sobre Santa Tecla existe una leyenda que, con múltiples versiones, explica que era perseguida por el ejercito de su padre el rey porque San Pablo la había convertido al cristianismo y se encontró atrapada entre sus perseguidores y el macizo rocoso de Maloula, pero se arrodilló, se puso a rezar, y delante suyo se abrieron los desfiladeros y las cuevas que le permitieron escapar. Como he dicho, de esta leyenda hay varias versiones de las que oí algunas que no voy a explicar porque me falla la memoria, pero que o bien se referían a que quien le abrió el camino de su huida después exigió recompensa, o a que cuevas y desfiladeros fueron utilizados para esconderse pero con intenciones distintas a la versión oficial, y en casi todas las versiones populares la fugitiva, que ni es santa ni se llama Tecla, pierde su virginidad.

El Crac des Chevaliers también ha sufrido la destrucción de alguna de sus almenas. Un castillo de los cruzados que a lo largo de los siglos se ha mantenido intacto hasta el extremo de que cuando lo visité daba la impresión que los cruzados lo habían abandonado el día anterior, no ha soportado la locura del Oriente Medio del siglo XXI.

Todo y encontrarse en el Líbano, pero desgraciadamente muy cerca de la frontera Siria, incluso las terrazas de Baalbek han sufrido tiroteos y un bombardeo. Afortunadamente en este caso, lo más espectacular e intrigante difícilmente será seriamente afectado, a menos que el bombardeo sea extremadamente violento. Baalbek es uno de los lugares del mundo que excitan la imaginación de los que mantienen que algunas de las grandes obras de la antigüedad fueron ejecutadas por extraterrestres. Las ruinas corresponden a templos romanos y prerromanos, pero unos y otros están construidos sobre inmensas plataformas de las que no se sabe quien las construyó y lo único que se sabe es que son muy anteriores a todos los templos que encima de ellas construyeron varias civilizaciones. Son las llamadas terrazas, construidas con piezas de piedra, granítica si la memoria no me falla, de formas cuadradas de sección rectangular, en varias capas de piedras de tres tamaños, las piedras de mayor tamaño situadas en una sola capa en la base, las de los otros dos tamaños en varias capas, y las más pequeñas, de un tamaño como el doble que un adoquín, formando el suelo sobre el que se asientan los templos de posterior construcción. Las piedras que forman la base tienen un tamaño parecido al de los contenedores de transporte, que según parece constituyen todavía hoy las mayores piedras talladas del mundo. La cantera de donde salió tanta piedra se encuentra a un par de kilómetros de distancia de las terrazas.

Las ruedas de Hama también han sufrido impactos de mortero. Se trata de unas norias de las que la mayor debe tener más de diez metros de diámetro que fueron construidas por los romanos para llevar el agua del rio Orontes al acueducto que la suministraba a la ciudad, y que todavía hoy funcionan, o funcionaban. El espectáculo de las norias elevando agua es fantástico, pero tiene un ligero inconveniente. Cuando las norias giran el ruido no solo es ensordecedor, además es muy peculiar y, al menos a mí, me dio grima.

Total, todas estas desgracias personales, arquitectónicas e históricas por una guerra que habría tenido un mínimo sentido si, tal como era cuando se inició, se tratase de grupos laicos intentando derrocar a un dictador tiránico, pero que, gracias una vez más al despiste occidental, se ha transformado en una batalla por el poder entre el dictador y el Islam radical, es decir, entre Guatemala y Guatepeor, y encima con esporádica ayuda occidental a Guatepeor y libertad para suministrar armas a ambos bandos desde que los ineptos políticos occidentales decidieron levantar el embargo de armas.

ALEPO