Más allá de su incidencia clínica como enfermedad psicosomática, el síndrome de Stendhal se ha convertido en un referente de la reacción romántica ante la acumulación de belleza y la exuberancia del goce artístico."
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De modo que a veces
puedes reírte con desprecio
de cualquier puta basílica de Florencia.
Puede sucederte a ti, sí a ti,
que caminas con la vida agotándose
entre cada mugrienta esquina del mundo.
A ti que la vida te reservó el lugar sórdido
de un patético payaso de feria aguardando
que un niño repelente acierte con la bola
que te hunda en la piscina.
De pronto un trébol de cuatro hojas,
un fotograma en el centro de la lágrima.
Un poema con los versos perfectamente recortados
en la forma de esa mujer junto a la ventana
y su piel impregnada de luna.
Comprender al fin el significado exacto de belleza.
El deseo anegando el alma hasta forjarse en grito...
Y susurrar:
Maldito Stendhal.