Dice la Sra. Costa en unas recientes declaraciones, que jamás ha ido detrás de ningún futbolista, aunque lo cierto es que ha sido novia formal de Carlos Puyol y actualmente comparte su vida con un centrocampista del Real Madrid, al margen de atribuírsele algún “affaire” con otro jugador de primera división, de modo que, aunque creemos a esta bella dama cuando afirma tal cosa, los hechos apuntan en otra dirección bien diferente. La hipocresía forma parte del comportamiento social políticamente correcto y diariamente escuchamos en los medios como un hombre admira de una mujer su cultura, simpatía, dulzura y otras virtudes que adornan a la interesada, pero la realidad demuestra que las parejas de casi todos los futbolistas de renombre son, en su mayoría, modelos. Es decir, que un varón heterosexual, habitualmente se fija más en lo “buena que está” que en esas otras incontables cualidades repetidas hasta la saciedad. Y ese comportamiento hormonalmente determinado del macho de la especie, tiene su correspondencia en el de la hembra que busca, no al más atractivo en general, sino al más poderoso, al más adinerado, al triunfador que le asegure el cuidado de la prole, si la hay. En el fondo, seguimso siendo ante todo, primates, manda nuestro sistema humoral y los astros del deporte rey lucen a su lado las muchachas de portada de revista con las que el resto de los mortales solo podemos soñar. Por cuestión hormonal, claro.