Mallorca, la isla de las mil caras

Por Laura Laura García Puebla @Cucharaenmaleta
En septiembre de 2014 estuvimos en Mallorca de vacaciones y la verdad es que nos sorprendió bastante por la cantidad de cosas que se pueden realizar en esta isla. Muchos tenemos el concepto de Mallorca como una isla para salir de fiesta y aunque está la zona de Magaluf y El Arenal para salir con los amigos, también se puede ir en plan tranquilo y disfrutar de los diferentes rincones de la isla.En vez de ir en avión a la isla, como estaba embarazada y no me gusta mucho volar, decidimos hacerlo en barco, desde Valencia se tardan ocho horas y puedes llevarte tu propio coche, genial para recorrerte la isla y no tener que alquilar uno. El barco nos pareció estupendo, para ir como era por la noche reserve un camarote e hicimos todo el trayecto durmiendo y para volver para que fuera más barato no cogimos camarote y aunque se hace un poco más pesado, se puede aguantar con facilidad. Llegamos a primera hora de la mañana al puerto de Mallorca y decidimos acercarnos al Norte de Mallorca, llegamos a Alcudia y es uno de los pueblos más bonitos que existen en la isla, sus calles medievales te trasladan al pasado, así como su fabulosa muralla. No os perdáis su fabuloso mercadillo con multitud de puestos en el que seguro encontráis algún recuerdo que os guste.Cerca de allí se encuentra el cabo de Formentor, para llegar hasta allí hay que circular por casi 18 kilómetros de serpenteantes carreteras, pero merece la pena llegar por los acantilados que se pueden ver, así como su bahía. Además, hay un precioso paseo donde se pueden hacer multitud de fotos.Tras ver esta parte de la isla nos dirigimos a la costa este donde estaba nuestro hotel, se encontraba en un pequeño pueblo de pescadores llamado Portocolom. El establecimiento de tres estrellas se llamaba Bellevue Belsana, lo contraté con todo incluido y aunque no tiene nada que ver con otros en los que he estado, la verdad es que por el precio que nos costó estaba bastante bien. Tenía una piscina bastante grande y una terraza que daba al mar, por las noches te podías tumbar en sus cómodos sillones con un cóctel en la mano y divisar el mar y el precioso faro del pueblo. Cerca del hotel había una pequeña cala y en el pueblo había numerosos establecimientos para tomarse algo, si te adentrabas un poco podías ir a los bares donde iba la gente del pueblo y en la costa estaban los típicos establecimientos para turistas, aunque la verdad es que con el todo incluido sólo probamos los del pueblo para ir algún día ver el fútbol.Siguiendo toda la costa, cerca del pueblo podéis encontrar maravillosas calas que no están muy masificadas. No obstante, si queréis algo con más ambiente, cerca de allí tenéis Cala D´Or con cientos de tiendas y restaurantes donde elegir lo que más nos guste. Nosotros nos acercamos un par de tardes y la verdad es que siempre estaba lleno de gente.Una de las excursiones que más me gustaron es la que realizamos en el Ferrocarril de Soller, que une Palma con este precioso municipio, lo único es que en vez de cogerlo en Palma, nos montamos en Bunyola es más barato y además disfrutas del paisaje de la Sierra de Tramontana, podéis cogerlo de ida o de ida y vuelta. Además, para completar la visita podéis allí coger un tranvía que os lleva al puerto de Soller. Tanto el puerto como el pueblo son muy bonitos, aunque muy turísticos así que merece la pena acercarse.No obstante, si os acercáis a esta parte de Mallorca no podéis dejar de visitar algunos de sus pueblos más emblemáticos, en especial, Valldemossa y Deià. En ambos pueblos podéis encontrar numerosos lugares para comer, aunque son un poco caros, pero tienen supermercados y tiendas de pueblo, por lo que nosotros compramos un buen pan, embutidos y quesos de la tierra y nos hicimos un picnic para chuparse los dedos.
Si visitáis Mallorca, la ciudad más bonita es su capital y lo que más destacada es su fabulosa catedral, el enclave en que se encuentra, así como sus diferentes recovecos lo convierte en un edificio impresionante. Hay que pagar para entrar y como hacía mucho calor yo estaba bastante cansada, así que no entramos. Pero yo entré hace muchos años y me acuerdo que es muy bonita por dentro, sobre todo su rosetón.
Lo que sí que visitamos fue el Castillo de Bellver, que se encuentra a tres kilómetros de la ciudad de Palma. Se encuentra sobre un monte rodeado de un espeso bosque, pero se puede divisar la Sierra de Tramontana, la ciudad de Palma, así como el puerto. Si lo visitamos fue porque me llamaba mucho la atención es que su muralla y su patio fuera circular. El castillo está estructura en dos platas alrededor del patio central. Dentro del castillo se puede visitar una interesante exposición sobre la isla. Finalmente, no puedo dejar de escribir de Mallorca sin nombrar sus fabulosas Cuevas del Drach. En Mallorca existen diferentes cuevas visitables, después de ver las tarifas y lo que me ofrecían cada una de ellas, decidí visitar las Cuevas del Drach. Cuestan 15 euros y en ellas se pueden ver numerosas formaciones de estalactitas y estalagmitas, así como uno de los lagos subterráneos más grandes de Europa, el lago Martel, donde lo recorres en una pequeña barquita, tras disfrutar de un pequeño espectáculo de música clásica.